Qué triste es poner la tele y tropezarse cada dos por tres
con el rancio asunto de las blasfemias, los sacrilegios, los sentimientos
religiosos heridos que claman venganza. Anteayer vimos otra entrega en “Informe
semanal” y estos últimos días en todos los telediarios. Da miedo que haya personas
dispuestas a matar por una película, una viñeta o un libro. Podría pensarse que
los creyentes deberían conformarse con mantenerse en los límites de sus
creencias, ya que estas tienen la ventaja para sus usuarios de incluir su
propio sistema de premios y castigos divinos. Pero no. Están empeñados en
conseguir que los no creyentes se comporten según sus preceptos religiosos,
para lo que están dispuestos a añadir a las penas del infierno en el más allá
otras más terrenales dependiendo del poder humano del que dispongan.
Así que da miedo ver que hay musulmanes dispuestos a matar
por una película maleja, un libro que no han leído o una viñeta hecha con todo
el ingenio que Dios le dio a su autor, que, pecador, en vez de usarlo para el
bien prefirió usarlo para el humor, tan dañino él. Y da miedo ver que hay
cristianos que parecen envidiar el poder de los mahometanos que se portan de
forma tan bestia: cuando sienten “heridos sus sentimientos religiosos” desafían
al pecador a que no les busquen las cosquillas a ellos sino a los fanáticos
musulmanes que les darán su merecido.
Afortunadamente, los españoles no salimos en ningún
telediario del mundo gritando como locos por ninguna película, libro o viñeta.
Nosotros somos gente mucho más pacífica y tolerante, menos fanática. Eso sí, si
no quieren vérselas con nosotros que se anden con cuidado los franceses y no
vuelvan a usar la tele para herir con sus guiñoles sacrílegos nuestros limpios sentimientos
religiosos blasfemando contra nuestros idolatrados y sacrosantos deportistas.
Amén.
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