Andan difundiéndose por la red falsos textos de autores famosos que los internautas que se las dan de intelectuales corren a colgar en sus facebooks. Todo comenzó con una falsa carta de un falso moribundo García Márquez que sólo podía ser tomada por cierta por aquellos que no conocieran ni el nombre de dos de sus novelas. Pero después empezaron a llegar en masa falsos Borges que el argentino no habría escrito ni en medio de una indigestión de nueces de California, falsos Nerudas tan cursis que sólo serían ciertos si el poeta hubiera ganado el Premio Telva en vez del Premio Nobel, falsos Benedettis tan falsos, tan pero tan horteras, que hubieran justificado el exilio del entrañable Mario no ya de su Montevideo novelado sino del planeta Tierra en su conjunto. Nada tienen que ver estos falsos versos con los pseudoLeonardos o pseudoRafaeles que nos dejó la pintura clásica: éstos son finísimos ejercicios de estilo llevados a cabo por discípulos aventajados que engañan incluso a los especialistas, aquéllos son bodrios producto del vómito de un publicista de tercera sobre un powerpoint de amaneceres, gatitos y bebés que sólo convencen a los ignorantes. El último es un supuesto texto de un querido economista español, -“querido” y “economista” sólo pueden ir juntos si hablamos de él-, que comienza llamando “hijo de puta” al presidente del Gobierno. Lo llaman “texto de José Luis Sampedro” y no lo es.
De ahí que yo esté seguro de que la película “Sigo como Dios”, -que TVE nos ofreció el domingo como “película de la semana”-, es un fake de Steve Carrel. Tiene que tratarse de un engaño. Ése no puede ser el verdadero Steve. El inteligentísimo humorista que nos hizo mearnos de ironía y complicidad en “Little Miss Sunshine” o en “Get smart”, el irrepetible para siempre Michael Scott durante siete temporadas de “The Office”, no puede haber rodado un truño, un cascajo, una mamandurria semejante sin quedar descompuesto en bosones de Higgs audiovisuales. Tiene que tratarse de un falso Carell, tan artísticamente moribundo como el falso García Márquez de aquella carta infame.
En Como Dios también salía Steve Carrel (uno de los mejores gags de la primera parte)
ResponderEliminarLo malo es cuando lo dices: "Oye, no te das cuenta de eso no puede ser de Sampedro?" Y te miran como si fuera culpa tuya que jamás hayan leído a Sampedro (o como si tú lo hubieras leído y no dependiera de otra cosa el hecho de darse cuenta... y esa otra cosa también fuera culpa tuya).
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