Estar de acuerdo con todo un señor ministro es una ocasión
que no se puede dejar pasar así como así. Tras recordar que La 2 “dedica más de 55 por ciento de su tiempo a
emisiones culturales, una buena parte de las cuales tienen elevado contenido
educativo”, José Ignacio Wert, ministro
de Educación, Cultura y Deporte, declaró lo siguiente en uno de esos cursos
universitarios de verano que son a la universidad lo mismo que la programación
televisiva de verano es a la televisión: “Lo
importante es que estas emisiones no dejen de existir por el hecho de no tener
audiencias millonarias”. ¿Debo ir a una tienda de marcaje textil a encargar
una camiseta con el texto “Estoy de
acuerdo en algo con un ministro”?
Wert apuesta por que TVE “mantenga
el compromiso con la televisión de calidad, con la educación y la cultura”,
ofrezca estos contenidos aunque no tengan “audiencias
millonarias” y mantenga “la obsesión
por la audiencia en sus justos límites”. Ay, que voy a tener que hacerme la
camiseta y cuando salga a la calle tendré que deshacerme en explicaciones para
que los ciudadanos no me machaquen a collejas. ¿No habrá dicho algo más que me
libre de este escarnio?
Pues sí. Del posible descenso de audiencia de la televisión cultural
y educativa dice: “Ni me preocupa ni me
tendría que preocupar”. Y añade: “Entre
las misiones del Gobierno, no figura decirle a la gente lo que tiene que ver”.
Hombre, tampoco figura entre las misiones del Gobierno decir a quienes ya han
cumplido 16 años lo que tienen que estudiar o qué titulación deben alcanzar,
pero sí debe preocuparse por ello. Y mucho. Wert creerá (ojalá sea así) que la
educación y cultura regladas mejoran y enriquecen a un país; pero no cree lo
mismo de la educación y la cultura televisiva que parecen seguir siendo
subsidiarias de una televisión concebida como fuente de entretenimiento o, lo
que es peor, como caja tonta. ¿Preocupa a Wert el fracaso escolar? Pues, por lo
mismo, debería preocuparle el fracaso televisivo.
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