El principal problema que tiene “Entrevistas a la carta” (Julia Otero, La 1) es que ha fastidiado para siempre el Juego de los Grados de Separación. El Juego de los Grados de Separación es ese entretenimiento que consiste en encontrar formas de relacionar a dos personajes alejados entre sí mediante el menor número de eslabones sucesivos. Relacionar a Bob Dylan con Manuel Fraga, al Cid Campeador con Chiquito de la Calzada, a Marlon Brando con Íker Casillas, requeriría hasta ahora ocho, diez, doce pasos intermedios, pero desde que la Impecable Julia ha decidido reunir las noches de los lunes gente tan diferente como Mario Vargas Llosa, Ana Obregón o Cayetano Rivera el universo de los famosos ha comenzado a llenarse de agujeros negros que lo retuercen, lo curvan y acercan regiones que siempre estuvieron alejadas millones de años luz.
¿Cuántos grados de separación hay entre Carmen Lomana y Bertrand Russell? Pues sólo cuatro: Carmen Lomana preguntó a Sabina y Serrat en “Entrevistas a la carta”, “Entrevistas a la carta” tuvo de invitado a Vargas Llosa, Vargas Llosa ganó el premio Nobel, en 1950 se concedió el Nobel a Bertrand Russell. ¿Cuántos grados de separación hay entre Leonard Bernstein y Carmen Ordóñez? Otros cuatro: Bersntein ganó un porrón de Grammys, Alejandro Sanz ganó otro porrón de Grammys, Alejandro Sanz apareció en “Entrevistas a la carta”, Cayetano Rivera apareció en “Entrevistas a la carta”, Cayetano Rivera es hijo de Carmen Ordóñez. ¿Y entre Jorge Moranco Cadaval y Josep Antoni Durán i Lleida? Uno, sólo uno: Durán i Lleida preguntó a Pedro Ruiz en “Entrevistas a la carta” y Cadaval preguntó a Ana Obregón en “Entrevistas a la carta”.
Julia la Siempre Correcta desafía la simploké platónica al poner a todo en relación con todo. Es el Gran Atractor, la anomalía gravitacional que destruye galaxias a base de hacer que unas choquen contra otras. Altera la ontología, el universo y, lo que es peor, nos ha estropeado el Juego de los Grados de Separación. Con lo divertido que era...
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