Paolo Vasile, jefazo
de Telecinco, sigue emitiendo los mismos horrores (menos “La noria”, eso que
ganamos). También sigue soltando por esa boca lo que le sale de las meninges
(faltaría más) para defender un modelo de televisión indefendible. Pero, las
cosas como son, últimamente me cae mejor el tío.
Si ya hace muchos años había quedado que “Gran hermano”
tiene de experimento sociológico lo mismo que de arte románico tiene una
peineta, estas semanas quedó claro que ni siquiera es un concurso porque no se
establecen y respetan unas reglas a las que atenerse, sino que se hacen y
deshacen (igual que las ediciones se alargan y se encogen –y se inventan–)
sobre la marcha según le conviene a la cadena para rentabilizar el producto.
Ahí está el ¿estreno? de “La revuelta” emitido el miércoles. Y aun así estos
días Vasile no me parece tan mal paisano.
Y qué cosas dice. Será que la estrategia de Antena 3 de venderse
como “televisión blanca” funciona bien porque Vasile no hace más que criticarla
desde su “televisión a colores”. Su argumento es acojonante: “Ahora hay una manía y una oleada del
blanco, pero nosotros somos gente de color. El blanco se convierte muy
rápidamente en gris, que es lo que viene antes del negro, que es el color de la
muerte”. En una entrevista en el último número de “Rolling Stone”, dejó
claro lo que ya sabíamos (“Nosotros no
hacemos televisión para los críticos”) y lo que sospechábamos pero nunca
pensamos que se atreviera a decir (“Para
los que tienen el paladar fino están los canales temáticos”). He aquí un
señor capaz de dejar claro que considera a sus espectadores personas de paladar
grueso capaz de tragarse cualquier bazofia siempre que sea gratis, y, sin
embargo, hay que reconocerle un mérito indiscutible: Paolo Vasile lleva muchos
años perpetrando televisión en España pero cuando tiene que dar la cara, la da;
y nunca, nunca, tuvo nada que ver con la gestión de Bankia.
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