Así habló David Bisbal
tras bajar de la montaña: “No hay dos sin
tres, no, no; no hay dos sin tres. Un, deux, trois, no es mi culpa que yo
juegue más”. Las palabras del visionario de los rizos de oro resultaron
proféticas. Camino de la meta del “no hay dos sin tres” España coronó la cima del
“No hay ninguna sin una” ganando por primera vez en partido oficial a Francia. “An-dé-tguá, no es mi culpa que yo juegue
más”. Gol y gol. Toma y toma.
Desde la tele francesa, los guiñoles franceses habían echado
leña francesa al fuego español. Como nosotros no tenemos muñecos de látex para
defendernos, tuvieron que contestar los auténticos Iniesta (“Esperemos que el
sábado no puedan seguir haciendo guiñoles”) y Casillas (“Queridos
franceses, el sábado iremos los de carne y hueso. Sed puntuales. Saludos, Íker”).
Por su parte, Dani Martínez,
presentador de “Otra movida” (Neox) gastó una broma antes del partido a la
embajada Francesa en Madrid haciéndose pasar por Emilio Butragueño, supuesto miembro de la Federación Española
de Fútbol (“Si vosotros no hacéis bromas con
los guiñoles, nosotros no hablamos de los camiones de fresas que tirabais”).
Y, sin embargo, qué triste es el resultado que obtenemos
después de medirnos con nuestros vecinos del norte. El anterior presidente
francés, monsieur Sarkozy, había instaurado que el
presidente de la televisión pública lo designaba el Gobierno. Ahora, la actual
ministra francesa de cultura anuncia un cambio y dice que será nombrado por el Consejo
Superior del Audiovisual, designado por el Parlamento. En España estamos
recorriendo el mismo camino, pero en sentido contrario. Hagan estos días el
esfuerzo de ver los informativos antes de que empiecen a hablar de la Eurocopa y disfruten, si
pueden, del gol por la escuadra que le meten a España. Gol. Toma.
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