Ya no puedo seguir siendo tu amigo. He de seguir las directrices de Televisión Española. Y es una pena porque me caes muy bien. Nos hemos reído juntos mil veces y hemos resuelto las grandes cuestiones de la vida, el universo y todo lo demás al calor de los amigos comunes y las cervezas. Has estado en mi casa bebiendo güisqui canadiense y escuchando viejísimos vinilos de folk norteamericano. Tú también me has invitado a mate para explicarme qué fue, qué es y qué será el peronismo. Sabes que todos te consideramos uno de los mejores dibujantes de cómics que hay en España y guardo en un lugar muy destacado de mi biblioteca el ejemplar de “Desprolijo” que me dedicaste. Pero, lo siento, eres argentino. Eso no era un problema hasta hace dos días. Lo empezó a ser, e irresoluble, a partir de este lunes. Adiós, Darío, hemos de terminar nuestra relación.
Nuestra televisión pública tenía previsto emitir el pasado martes el “Españoles por el mundo” dedicado a la Patagonia. Imagínense, seis, u ocho, o diez españoles contando lo bien que viven al sur de Argentina y lo bien que se llevan con sus vecinos australes. El programa se retiró a última hora y se sustituyó por el “Españoles por el mundo” dedicado a Praga. Se ve que las autoridades checas no han perjudicado recientemente los intereses del capital español. Los gobiernos de España y Argentina se encuentran enfrentados, y no conviene mostrar imágenes de amistades entre la ciudadanía española y argentina. Tenemos que dejar de hablarnos, Darío. La prensa está recogiendo el cambio de programación de TVE como un anécdota curiosa; a mí, por el contrario, me parece el gesto más cavernícola, miserable y malintencionado que ha cometido la televisión pública española en muchos años. Pero soy un patriota, y me hago amigo o enemigo de quien me indica mi televisión. Chau, Adanti. ¿No tendrás por ahí algún amiguete checo que me pueda invitar a pizzas en mi próximo viaje a Madrid?
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