Tras el neorruralismo, llega el neoneorruralismo. Las temporadas pasadas, “Doctor Mateo” representaba en Antena 3 la vuelta de la ciudad al campo. Desde este martes por la noche, “Luna, el misterio de Calenda” ha tomado el relevo. Donde antes había mar, ahora hay montaña. Donde había sol, hay oscuridad. Donde había un médico, hay una jueza. Pero, sobre todo, donde había un fondo de buen rollo y convivencia idílica, hay ahora tensión, sospechas y sustos sin cuento. Si en “Doctor Mateo” decían “Esto es un pueblo. Aquí la gente habla de todo” era porque todo el mundo se preocupaba por los demás. Si lo dicen ahora es porque no te puedes fiar de nadie. El buen salvaje de Rousseau sería feliz en San Martín del Sella, pero no duraría dos asaltos en Calenda.
En “Luna, el misterio de Calenda”, venden la vida neoneorrural a los amantes de los misterios misteriosos, las intrigas intrigosas y los secretos secretosos. Así que hay puertas ocultas, cuartos clandestinos, cajas perdidas, desapariones misteriosas, muertes extrañas, lugares remotos, rincones recónditos, personajes enigmáticos y licántropos crepusculares (si la cosa va bien, seguro que Antena 3 se anima y añade vampiros crepusculares). Pero lo que más miedo dio del primer episodio es que la máxima verosimilitud la logró involuntariamente Belén Rueda hablando por un móvil con poca cobertura: “No le escucho nada”, decía, como dice ahora todo el mundo, cuando lo que quería era decir “No le oigo nada”.
De todas formas, si de lo que se trata es de dar miedo, miedo de verdad, que se dejen en Antena 3 de series caras hechas con el manual de tópicos del suspense y convenzan a Rajoy para que haga la adaptación española del exitoso “Aló, presidente” de Hugo Chávez en Venezuela. Imagínense un programa semanal hecho con cuatro duros en el que un montón de periodistas fríen a preguntas a un Rajoy que, sin decir ni mu, da media vuelta y se va. “Chao, presidente”. Para morirse de miedo.
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