¡Españoles, agrupémonos todos! Quiero decir, ¡Españoles, a las barricadas! Si nos quieren llamar patrioteros, que nos lo llamen. Y si nos quieren acusar de chovinismo, pues que nos acusen. Soportaremos heroicamente ese galicismo tan poco español, tan ajeno al fetén espíritu cañí, tan…, pues lo digo, tan gabacho, qué cojones tanto circunloquio y tanto remilgo. ¡Españoles! A ver si ahora no vamos a poder llamar las cosas por su nombre en la noble lengua de Cervantes y de todos esos tan importantes y tan españoles que explican los profes en clase de literatura española.
A lo que iba. ¡Españoles! Lo ocurrido esta semana con los guiñoles franceses es intolerable. ¡Toda Francia riéndose de nuestros deportistas, acusándolos de doparse, ridiculizando sus gestas deportivas! ¿Vamos a soportar esta afrenta y encima quedarnos callados? ¡No! Hace muy bien en contestar Rubalcaba sin pelos en la lengua. La embajada española en Francia y el Consejo Superior de Deportes supieron ponerse en su sitio defendiéndonos como deben ante esta ofensa. El ministro de Asuntos Exteriores, el de Educación, Cultura y Deporte y el Gobierno entero reaccionaron como lo que son, como españoles. ¡Oh, diosa Mercedes Milá; oh, diosa, incluso tú bajaste del Olimpo “GH” para denunciar el oprobio y no parecer por un instante tan odiosa!
¡Españoles! ¡Los franceses se ríen con sus guiñoles del deporte español! ¿Es eso justo? ¡No! ¡Nosotros somos los que deberíamos reírnos de nuestro deporte con nuestros propios guiñoles! ¡Pero no podemos porque no tenemos guiñoles! Pues ya está bien: que vuelvan inmediatamente los guiñoles a nuestra tele. Igual que España necesita conservar el carbón en su mix energético con una finalidad estratégica, también necesita a los guiñoles en el mix televisivo. Estar sin guiñoles nos deja indefensos ante los guiñoles extranjeros. En situaciones de crisis podríamos contestar a los guiñoles franceses sin recurrir a personajes de carne y hueso de medio pelo, ¡lo haríamos por todo lo alto con nuestros propios guiñoles! ¡A las armas! ¡Por España! ¡Resucitemos nuestros guiñoles! ¡Antes de que en Francia hagan un guiñol de Urdangarín!
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