Tomad buena nota, productores de televisión. Coged un grueso rotulador indeleble y escribid en una hoja bien grande el siguiente texto: “‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’ Diez y pico por ciento de audiencia; ‘Crematorio’ Cinco y pico por ciento de audiencia”. Son datos reales referidos a los espectadores que la bazofia de Cuatro y la excepcional serie de laSexta consiguieron el pasado lunes. El reality mohoso de madres, hijos y novias desmielinizadas dobló en aceptación a la infernal historia del clan Bertoméu que Sánchez-Cabezudo ha sabido convertir en la mejor serie dramática de la historia de la televisión española reciente. Clavad con una chincheta esa hoja de papel en el lugar más visible de vuestros despachos. Quizá durante las próximas semanas se os presenten proyectos para vuestra valoración y debáis tomar decisiones acerca de posibles inversiones de millones de euros en programas de televisión. Mirad entonces el mensaje que tenéis colgando en la pared y obrad en consecuencia. Ya sabéis cuáles son nuestras preferencias. Dadnos lo que nos gusta y os haremos ganar mucho dinero.
Tampoco os estoy descubriendo nada que no supierais. “Los espectadores españoles prefieren la porquería a la calidad”. Es otra frase que deberíais tener siempre a la vista en vuestro lugar de trabajo. Puede ser vuestro salvapantallas. O la podéis incluir en vuestra tarjeta de visita. Repetidla mentalmentre diez veces antes de tomar cualquier decisión. Y, sobre todo, pasadnosla sin piedad por los morros a los críticos de televisión cada vez que descalifiquemos el trabajo que hacéis. Ensañaros cruelmente en recordarnos la audiencia que tuvieron “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” y “Crematorio” el pasado lunes, como nos ensañamos cruelmente con vosotros para rellenar las miles y miles de líneas al año que estamos obligados a escribir sobre televisión. Tenéis razón, lo digo en serio. La gente tiene el poder. “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” es el doble de bueno que “Crematorio” y Camps es inocente.
Dudabas que Camps saldría inocente? ¡¡juas!!. Solo tienes que recordar otra vez los incides de audiencia o el número de veces que estan poniendo ese maravilloso concurso llamado gran hermano. En este país los trepas caen simpáticos.
ResponderEliminarMi tío dice que tener 16 años y no trabajar es de vagos. Es mejor ir a la obra que pasar el rato en una universidad. No quiere ser un padre pobre de hijos ricos. Mi prima trabaja de jueves a domingo en el decathlon y así se paga la carrera y sus gastos.. ella es muy madura. Este año me cojo la mitad de créditos, dice.
ResponderEliminarNo cuido de mi sobrino al que quiero con locura. A mi cuñada no le gusta pedir ayuda, es su británica costumbre, prefiere pagar a una desconocida y así de paso le limpia la casa, vienen de trabajar a las 20.30. Yo tengo que desacostumbrame a no ver a mi familia.
En Estados Unidos son muy avanzados porque tienen jurado popular, la justicia la hace el pueblo, ¿quien puede quejarse luego? nos muestran nuestra propia miseria y nos acusan.
Ya nos han ganado, llevan mucho tiempo haciéndolo, nos quitan la educación, la cultura, la capacidad crítica, luego nos aíslan unos de otros y nos sirven toda clase de justificaciones, nos "spindoctorean". Nos dicen que tenemos muchos más derechos mientras nos enseñan una hoja de reclamaciones. Es la forma más efectiva, dicen, como si el fuego no pudiera destruirla en unos segundos...
Si la audiencia de crematorio doblara al programa ese, seguramente cometeríamos las mismas faltas de ortografía, pero Camps estaría donde debería estar.
Gran artículo.
Camps es inocente y Garzón culpable. Lo que ponen en "telepringo" no son programas, son síntomas.
ResponderEliminarQué grandes comentarios.
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