Leña: el segundo es el primero de los perdedores. Caña: el subcampeón es el campeón de los derrotados. Palo: la medalla de plata es la medalla de oro de los fracasados. Vale, sí, es una forma terrible de ver las cosas, pero ahora que tenemos la autoestima por los suelos, debemos rematar reconociendo que la realidad es aún peor. En la vida diaria podemos ser unos perdedores porque solo llegamos a ser el segundo de los mejores, pero podemos ser aún más perdedores si solo llegamos a ser el segundo de los peores. Justo eso es lo que le pasa a “Vuélveme loca” en Telecinco.
“Vuélveme loca” es una birria, pero no la mayor de las birrias que emite Telecinco. “Vuélveme loca” es una mierda de programa, pero hay mierdas más rotundas. “Vuélveme loca” es malo, muy malo, pero no el peor. En un universo en el que existen “Sálvame” y “La noria” no es fácil conseguir el reconocimiento que te mereces porque cuando los espectadores queremos hablar de la encarnación del mal televisivo no nos contentamos con referirnos a un programa malo, a un segundón, recurrimos a los grandes triunfadores del mal, a “Sálvame” y a “La noria”. “Vuélveme loca” lleva un par de años haciendo las cosas todo lo mal que puede, esforzándose todo lo que es capaz, pero no triunfa. Nunca nos acordamos de “Vuélveme loca” para ponerlo a parir como se merece porque estamos demasiado ocupados despellejando a los ganadores, a los campeones, a los medallas de oro.
Telecinco ha comunicado que este fin de semana se emitirá por última vez “Vuélveme loca” en sus sobremesas. Sus actuales presentadores, Tania Llasera y Jaime Bores se irán sin pena ni gloria, igual que antes se fueron Celia Montalbán y Patricia Pérez. Son segundones del mal, subcampeones, medallas de plata ensombrecidos por gigantes como Jorge Javier Vázquez y Jordi González. Recordémoslos hoy y mañana cuando encendamos la tele y despidámoslos como se merecen: sin hacerles ni puñetero caso.
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