En los programas de televisión no se da la relación transitiva que estudiamos en la asignatura de Matemáticas, -¡alto! ¡no, por favor! no dejen de leer la columna sólo porque aparezca en ella el sintagma “asignatura de Matemáticas”; les prometo que será sólo un momento y después el argumento coge su intríngulis-. Si una magnitud es igual a otra segunda, y ésta segunda es igual a otra tercera, entonces podemos afirmar que la primera cantidad y la tercera son también iguales, -¿ven cómo no ha sido tan traumático?-. Pero no ocurre así en la ficción televisiva. Los creadores de “House” nunca ocultaron que bastantes elementos de la serie están inspirados en las novelas de Conan Doyle sobre Sherlock Holmes: el propio personaje del doctor Gregory House pretendía originalmente ser un detective médico, y la relación de House con el oncólogo Wilson conmemoraba el juego de caracteres entre Holmes y su ayudante Watson. Por otro lado, los espectadores de “Sherlock”, -por Dios, que nadie se pierda el último capítulo de la segunda temporada en TNT; es tan bueno que la Real Academia ha hecho una excepción y permite juntar dos superlativos para decir que es brutalísimamente genialísimo-, notamos que los dos personajes protagonistas están muy influidos por House y Wilson; de hecho, algunos momentos entre el detective y su ayudante parecen sacados literalmente de los mejores capítulos de “House”.
Pues bien, los personajes de “House” se parecen a los de las novelas de Sherlock Holmes y los personajes de “Sherlock” se parecen a los personajes de “House”, y, sin embargo, ni el Sherlock Holmes ni el Watson de las novelas se parecen en nada al Sherlock Holmes y al Watson de “Sherlock”. Es la prueba de que la transitividad en la relación de igualdad que funciona en el campo de los números no funciona en el campo de los programas de televisión. O quizá sea la prueba de que las antiguas primeras temporadas de “House” y estas nuevas primeras temporadas de “Sherlock” son tan buenas que no pueden ser analizadas con la lógica de la vida cotidiana.
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