¿Cómo sabe un pintor cuál es la última pincelada que debe añadir a un cuadro antes de darlo por concluido? ¿Cuándo debe dejar un escultor de retocar una escultura, un poeta de pulir palabras en un poema, un cocinero de añadir ingredientes en un nuevo plato? Un problema parecido tienen los telediarios: ¿cuál es la vida de una noticia?, ¿puede salir en el “Telediario” de hoy lo que ya salió en el de ayer?, ¿Debe darse por muerta una noticia antigua aunque la situación que la generó persista? Si así es, una barbaridad solo es noticia el día que la barbaridad ocurre por primera vez, y volverá a ser noticia solo el día que la barbaridad termine, si es que termina. Algo sin duda muy eficaz para hacer desaparecer de los telediarios conflictos enquistados, situaciones de injusticia social y, en general, abusos de los poderosos sobre los más débiles: situaciones que suelen generar pocas novedades como para ser noticia. En casos así, la única salida son las matemáticas.
Estos días hace 3652 días (572 semanas, 120 meses) desde que llegó el primer preso a la cárcel de Guantánamo. Irrelevante, pero si lo pasamos a años sale que Guantánamo cumple 10 añitos, lo que permite que, por un día, vuelva a ser noticia. También estos días hace 730 días (104 semanas, 24 meses) desde el terremoto de Haití. Pero si lo pasamos a años sale que cumple solo 2 añitos, una cifra sosa y poco redonda. Haití continuará languideciendo hasta que cumpla 10 y, entonces sí, veamos en los telediarios con todo lujo de detalles que, tras 10 años, la barbaridad, como el dinosaurio de Monterroso, todavía está ahí.
“Guantanamera” debería seguir siendo una canción y no una cárcel olvidada. Por eso, antes de morir yo quiero que cierre la cárcel guantanamera y lo que la hizo posible. Y que los telediarios hablen de la barbaridad de Haití en pasado y no en presente. Y poder decir con Forges “Pero no te olvides de Haití”, pero por otros motivos.
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