31/12/11

TARANCAMOS/TARANCÓN

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Para llenar un telefilme basado en la vida de una persona de forma que no se desparrame todo por el suelo hay que tomar tantas precauciones como las que tomaban “Tip y Coll” para llenar un vaso de agua. Y, por lo visto anteayer por la noche en La 1, para hacer “Tarancón, el quinto mandamiento” se las tomaron. Así se explica que tantos espectadores optáramos por beber este vaso de agua fresca y bien servida, y no el que rellenó Telecinco con las aguas estancadas de “Acorralados”.

Para basar un telefilme en una persona hace falta que tenga un perfil sólido, hace falta que su vida tenga un calado y recorrido que garantice un guion consistente, hace falta que haya vivido y participado en acontecimientos relevantes, y hace falta que quien lleve adelante el proyecto crea en él y apueste por el rigor y la calidad. El jueves por la noche TVE nos ofreció todo esto demostrando que la palabra telefilme suele esconder malos productos, pero no tiene por qué ser así.

“Tarancón, el quinto mandamiento” fue más que un capítulo especial de “Cuéntame cómo pasó” dedicado a recordar lo intensa que fue la Transición, cuánto fumaba entonces todo el mundo y cuánto humo había en todas partes. Fue un recorrido por nuestra historia y la de la Iglesia Católica desde la Guerra Civil: nos recordó que Franco era considerado un enviado de Dios, designaba obispos y desfilaba bajo palio, y mostró que la Iglesia del Concilio Vaticano II de Juan XXIII y Pablo VI que defendía monseñor Tarancón era diferente a la que en 1981 aceptó “sorprendentemente” su renuncia y a la que, en definitiva, tenemos hoy. Anteayer solo faltó una cosa: incluir entre las imágenes de ambientación el gag del vaso de agua de “Tip y Coll” diciendo aquello de “Tarancamos/Tarancón”: todos lo entendíamos, algo impensable si alguien intentara hoy hacer algo similar con Rouco Varela.

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