Ay, qué pena me da, qué pena me da que algunos miembros del Consejo de Administración de RTVE están dolidos y quejosos por lo malos que somos con ellos. Me da pena que estén así de dolidos y quejosos, que sufran como están sufriendo, que lo estén pasando así de mal cuando en justicia deberían estar mucho más dolidos y quejosos, deberían sufrir más de lo que están sufriendo, deberían estar pasándolo peor de lo que lo están pasando.
No todos, claro. De los once consejeros (representantes de organizaciones sindicales y de partidos políticos) dos pueden estar tranquilos: los representantes de UGT e IU votaron en contra de que se les permitiera el acceso al sistema informático iNews de trabajo y edición de los servicios informativos de RTVE. Pero los nueve restantes son responsables, o sea, culpables, de haber pretendido algo tan feo y antidemocrático como controlar los informativos. Los hay tibios (2 PSOE, 1 ERC, 1 CCOO) que dicen que ellos no fueron, que ellos se abstuvieron en la votación; pero son tan culpables por omisión como son culpables por acción quienes propusieron la medida (PP) y votaron a favor (4 PP, 1 CiU). Solo uno dimitió: el representante de CCOO. Enhorabuena. Los ocho restantes siguen atornillados al puesto.
Se puede acusar a estos ocho consejeros de agarrarse al sueldo, despacho, coche oficial, secretaria y asesor. Se puede acusar a los partidos de mantenerlos en su puesto porque si dimitieran no podrían sustituirlos y perderían esa cuota de poder. Eso puede discutirse. Pero en lo que estamos acuerdo es en que hay que reconocerles algo: si los ocho consejeros traidores disfrutaran del poder de control sobre iNews que pretendían no estarían como están ahora, expresando su “malestar” por el tratamiento que algunos programas de RTVE continúan haciendo de lo ocurrido. Podrían haber movido los hilos, tras ver esas molestas noticias gestándose en iNews, para que nunca salieran al aire.
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