No está muy claro si lo que quería decir el filósofo José Ortega y Gasset cuando afirmó que “la claridad es la cortesía del filósofo” es que todos los filósofos deben ser claros, que solo los filósofos corteses son los que deben ser claros, que suele ocurrir que los filósofos claros son corteses o que todos los filósofos corteses serán claros aunque no todos los filósofos claros tienen por qué corteses. Es broma, es que no sabía cómo decirles que el domingo por la noche La 2 estrenó “Pienso, luego existo”, un programa sobre filosofía (lo que para unos es un trabalenguas o un aburrimiento, y para otros un aburrido trabalenguas).
Toma claridad: todo alumno de bachillerato (a quien se obliga a estudiar filosofía) debería obligar a sus padres a ver “Pienso, luego existo” para que se mostraran generosos cuando llegaran las notas. Anteayer empezó por José Antonio Marina, que contó que buscaba en la filosofía lo mismo que en el baile: conseguir que el esfuerzo se transformara en gracia. Vuelta a lo mismo: ¿Se esforzó el programa lo suficiente como para tener gracia o solo fue un esforzado tostón? Primeros planos, lentos movimientos de cámara, frases largas, miradas profundas, poses y gestos con las manos, monólogo del autor interrumpido por sucesivos monólogos de escritores amigos, editores amigos, periodistas amigos. No parece un formato demasiado grácil.
Los padres que vean “Pienso, luego existo” con sus hijos bachilleres verán que los filósofos discuten mucho unos con otros. Marina no está de acuerdo con Hegel cuando este decía que la lechuza de la razón alza su vuelo al anochecer y siempre llega tarde. A Marina le parece filosofía en estado puro lo que hizo Descartes: encerrarse un una habitación con la estufa encendida y dedicarse a pensar en cómo librarse de todos los prejuicios que había aprendido, como hizo Descartes, es lo que le parece a Marina la filosofía. Bueno, pues tal vez también convenga salir de la habitación, dejar que corra el aire y ventilar un poco.
6 comentarios:
www.elnegrosalvaje.blogspot.com
no entiendo, ¿tenemos que entrar ahi?
David: como todo el mundo, entra ahí si quieres.
El negro se queja ahí de que salimos a la caza del único programa de filosofía del espectro televisivo y para ello usamos el manido argumento de que la filosofía es una cosa aburrida. A ver: es cierto que es el único, pero eso lo hace tanto el mejor como el peor. Lo que no parece es que sea el mejor que podían haber hecho. Lo aburrido no es entonces la filosofía, ni siquiera Marina, sino el programa, que resulta complaciente y abusa de las poses de manos y miradas profundas a cámara. Dice el negro refiriéndose al programa: “Los progres queman las naves con algunos programillas pasables antes de la debacle”. Pues eso: para una vez que se atreven con la filosofía se conforman con hacer un programilla pasable, del montón, que ni fu ni fa; ya se lo podían haber currado un poco en vez de condenarlo al fracaso de antemano.
Sí hay una parte de crítica en mi artículo dedicada no al programa sino a la concepción de filosofía que defiende Marina inspirada en Descartes y su aislamiento racionalista. Es que creo que la filosofía, como la ciencia, es una creación social, colectiva y pública, por lo que la imagen del aislamiento que tanto se fomenta y difunde solo puede hacerle daño. Cosas mías.
Las ideas están para discutirlas. Marina critica a Hegel, yo a Marina y negro a mí porque defiendo ideas “que si no fueran tan rotundamente mongoloides serían casi fascistas”. Lo de mongoloide y fascista está bien, pero, cuando nos cabreamos, deberíamos recordar la chanante canción: “Hijo de puta, hay que decirlo más”. Tiene una bonita melodía.
Por otra parte, gracias por esa apasionada defensa de la filosofía. Da gusto ver que quedan personas que se mueven y apasionan con este tipo de cosas tan dejadas de la mano de Dios y los medios de comunicación. Nos vemos en las próximas entregas de “Pienso, luego existo”, dedicadas a Savater y al ¿filósofo? Eduardo Punset.
Vale. El problema es que cuando en tu ciudad, una ciudad profundamente iletrada, sólo hay un periódico, y en ese periódico sólo publican a una persona que hace la crítica de tv, y esa persona, entre toda la bazofia que ponen, elige justamente el único programa de filosofía, mejor o peor, para darle caña, el lector, que puede ser un estudiante de secundaria, un jubilado o una oficinista, sólo se queda con el mensaje de que un programa de filosofía es una cosa aburrida, o, como dicen aquí, "un chasque", mientras que con Belén Esteban y compañía no hay ningún problema. En fin.
No solo a "el negro" no le gusta el artículo que has escrito (perdona por el tuteo, son varios años leyéndote), sino que además lo escribe en su blog, e insta en el tuyo a que leas el insulto. Eso son modales.
Visto ya el programa, totalmente de acuerdo con el comentario, y se me ocurren unas cuantas ideas que podrían mejorarlo, siempre con jóvenes participando en él. El método entrevista-encomio al sabio ya no funciona. Además se ve el artificio, la intencion de imprimir ritmo con un juego de planos. Da la impresion de que ni los que lo hacen se creen que pueda ser atractivo al público.
Hostias, el sitio donde vive el negro parece la Patagonia, en la que solo se puede leer un periódico que trae el lechero los martes... Si quiere le mando alguno por fax!!!
Y encima se pone de defensor de un estudiante de secundaria, un jubilado o un oficinista...
¿Qué somos, animales?
No vayamos a engañarlos y decir que un programa de filosofía puede ser aburrido y pedante porque no se puede decir nada malo relacionado con la filosofía, porque la filosofía es buena y limpia y no se toca... uuuuuuu...
Publicar un comentario