En la tele vemos pocos anuncios. Quiero decir, vemos más anuncios de los que desearíamos, pero menos de los que quisieran los anunciantes. Es curioso: sabemos que las cadenas se financian consiguiendo audiencia para vendérsela a los anunciantes, pero cuando nos saltamos los anuncios en los programas que grabamos, cuando hacemos zapping en las pausas publicitarias o cuando vamos al baño como la tradición manda, no tenemos sensación de estar marchando sin pagar. Pensamos que no importa esquivar anuncios porque los publicistas, en sus sutiles estrategias comerciales, ya cuentan con que hacemos trampa. Si nos tragáramos los anuncios sin más, tan elaborados planes de marketing quedarían obsoletos, los pobres. Es un argumento que consideramos sólido e irrebatible porque sin duda lo es, aunque curiosamente no admitamos que es correcto robar en unos grandes almacenes porque en sus cuentas ya cuentan con un inevitable porcentaje de robos.
A lo que íbamos. El caso es que con la llegada de septiembre y el inicio del nuevo curso televisivo, estos días le dimos alguna oportunidad más a las pausas publicitarias para ver qué nuevas chifladuras en fascículos coleccionables empezaban a anunciarse esta temporada… ¡y no encontramos ninguna! El domingo por la noche ya me puse nervioso. En laSexta Eva Hache inició “El club de la comedia” hablando del síndrome postvacacional y me di cuenta de que sin los tradicionales anuncios de colecciones coleccionables nadie podría tener una depresión postvacacional como Dios manda.
Pues bien, puedo informales orgulloso de que ayer lunes vi por fin el anuncio de un coleccionable: una maqueta de un Citröen 2cv. No es gran cosa, pero es un inicio. Quien quiera ya puede ir comprando la primera entrega y disfrutando de esa depresión postvacacional a la que todo ciudadano occidental tiene derecho.
Como apenas veo la tele no me habia dado cuenta de esto, será que no hay colecciones por culpa de la crisis, aunque bueno, eso se la sopla sinceramente :/
ResponderEliminarQué curioso. Cuando vi el anuncio del Citröen maldije directamente la omnipresencia de los coleccionables, sin darme cuenta de que en realidad estamos atravesando una total ausencia de coleccionables. Será ese ramalazo de indignación injustificada a la que todos los ciudadanos nos creemos con derecho.
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