En los canales de pago se emiten cosas que en los canales en abierto no se ven. Y sin tener en cuenta horarios de protección infantil ni pamplinas. El que no lo quiera ver que se dé de baja y arreando.
Este fin de semana emitieron un especial en tres entregas titulado “Sexo: antes y ahora” que no dejaba nada a la imaginación. ¡Y a media tarde! Al principio dieron algunos rodeos hablando de simbolismo y tal, pero enseguida entraron en harina y pasaron a la pornografía, el sexo explícito, las posturas y todas esas cosas. Abrieron el viernes con “Sexo en el mundo antiguo: Egipto”, analizando el papiro erótico de Turín. Uf, vaya con el hieratismo y la rigidez del arte egipcio. Siguieron el sábado con “Sexo en el mundo antiguo: Pompeya”, no saben lo frescos que pueden ser los frescos y los grafitos de entonces. Remataron el domingo con “Sexo en el 69, la revolución sexual”, no demos detalles.
Es que en Canal Historia, como es de pago, no se muerden la lengua. Unas horas antes del viaje a Egipto, un viejecito que había luchado en la I Guerra Mundial, contaba en “Francisco José y la I Guerra Mundial” sus batallitas: “El sistema de reclutamiento era una farsa. En cada pueblo había un abogado y un oficial civil que lo arreglaba todo. Los ricos sobornaban a los médicos y a los oficiales. Delante de mí iba el hijo de un granjero rico, era un hombre grande, muy robusto, pero el oficial le dijo que no era apto. A mí, que era menudo, me alistaron. Quienes iban a la guerra eran bendecidos por un sacerdote y nos bendecía a nosotros y a las armas. Se celebró una misa y bendijo nuestras armas. El sacerdote católico nos animaba a destruir al enemigo y a salvar el trono. Todos éramos hombres jóvenes, en los dos bandos, y nos animaba a matarnos unos a otros. Desde entonces no he vuelto a la iglesia: los curas no me gustan, incluyendo al papa”. En los canales de pago se emiten cosas que en los canales en abierto no se ven, pero ya molaría.
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