Por favor, avise a alguien que avise a alguien que avise a alguien que avise a alguien que avise a alguien que avise a la madre de Goyo González de que su hijo trabaja en la tele. Y, ya puestos, avise a alguien que avise a alguien que avise a alguien que avise a alguien que avise a alguien que avise a las madres de Dani Rovira, Lorena Castell, Raúl Pérez y los demás colaboradores de “No le digas a mamá que trabajo en la tele” de que sus hijos trabajan en la tele. Dicen que cualquier persona está conectada con cualquier otra a través de una media de seis intermediarios. A ver si funciona.
El pasado lunes estos señores estrenaron un nuevo programa diario en las sobremesas de Cuatro y la cosa les va de mal en peor. Es un espacio en plan jijí-jajá como era su predecesor “Tonterías las justas”, así que el día del estreno tuvo a los seguidores habituales de Flo a ver si seguía eficazmente el habitual jijí-jajá. Ya tenemos el resultado: No. De casi 600.000 espectadores en su estreno, fueron perdiendo audiencia día a día y el viernes se tuvieron que conformar con 373.000, el 2,8% de cuota de pantalla. Eso es menos de la mitad de la audiencia media de Cuatro, así que la duda está ahora en saber si la joven cadena aprendiz de Telecinco va a permitir unos días más de descalabro o va a portarse como una aventajada aprendiz.
“Aquí las hostias las vamos a dar de verdad”, dijo Goyo Jiménez antes del estreno cuando le preguntaron por las diferencias entre el nuevo programa y “Tonterías las justas”. Cumplieron su palabra nada más llegar dándose una buena. Ahora, la única salvación es que las mamás del equipo se enteren de que sus hijos trabajan en la tele y avisen a sus conocidos para que avisen a sus conocidos para que avisen a sus conocidos para que avisen a sus conocidos para que avisen a sus conocidos para que avisen a sus conocidos para que, por favor, vean “NLDAMQTELT”.
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