8/6/11

PEOR... IMPOSIBLE

En la película “Mejor... imposible”, Carol (Helen Hunt) tiene una cita con un lechuguino que termina abandonándola en el sofá harto de las interrupciones y asqueado por los restos de vómito en su vestido. El hijo de Carol está enfermo, no hay mucho espacio para la intimidad y, tras la cortina del salón, la madre de Carol vigila el sueño de su nieto: “Demasiada dosis de realidad para un viernes por la noche”, dice el lechuguino antes de irse. El pasado viernes, mientras veía “Los enemigos del pueblo” (Canal+ Xtra), un sobrecogedor documental en el que antiguos jemeres rojos reconocían en voz baja sus crímenes contra el pueblo camboyano, me sentí como el lechuguino que deja a una mujer como Carol sólo porque su hijo está enfermo tras la cortina y su vestido tiene restos de vómito: “Demasiada dosis de realidad para un viernes por la tarde”. Qué lechuguino.

La realidad está llena de vómitos. Entre 1975 y 1979, los jemeres rojos asesinaron a dos millones de personas, la cuarta parte de la población de Camboya. En “Los enemigos del pueblo”, seres humanos como usted y como yo explican cómo mataban a los padres ante sus hijos, cómo obedecían ciegamente órdenes que llegaban de no se sabe dónde, cómo se emborrachaban antes de darle al gatillo y cómo la muerte se convirtió en una cuestión burocrática. Nuon Chea, la mano derecha de Pol Pot, se dirige a los espectadores como si fuera el presidente de una comunidad de vecinos, pero en vez de hablar de obras menores, impagos o el cuidado de las flores del jardín nos golpea con la descripción de reuniones en las que se decidía la muerte de miles de personas. “Si he de escoger entre la nación y sus habitantes, escojo el país”, dice Nuon Chea sin que le tiemble la voz. Luego, Nuon Chea come, ríe, recuerda, justifica, se arrepiente un poquito, reflexiona, calla y nos mira. Demasiada realidad.

Un viernes por la noche un lechuguino abandona a una mujer maravillosa y un viernes por la tarde otro lechuguino abandona “Los enemigos del pueblo”. Restos de vómito en el vestido de Carol y también en la naturaleza humana. Peor... imposible.

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