Empezó con mal pie Eva Hache cuando en la rueda de prensa en que presentó su nuevo programa (“Con Hache de Eva”, noche del domingo en laSexta) dijo que comenzar entrevistando a Zapatero era una proeza porque ni se trataba de un programa de entrevistas políticas ni ella es Ana Pastor. A ver, no es una hazaña conseguir que un político profesional en plena campaña electoral acuda a un programa de televisión donde dispondrá de casi una hora para vender el producto más allá del estricto reparto del control de tiempo que hay en los informativos. Eso más que una hazaña es, por decirlo de forma suave, inevitable.
Además, si hay que ponerle a la entrevista que vimos anteayer alguna etiqueta, hay que decir que fue ante todo una entrevista política. Y no solo porque cualquier entrevista lo es (“El hombre es un animal político”, dijo Aristóteles, así que no hay escapatoria). Es que esta entrevista lo fue especialmente precisamente porque pretendió no parecerlo.
La guerra es la continuación de la política por otros medios. Vale, pues las entrevistas en las que los políticos profesionales pretenden mostrarse “como realmente son” (más allá del personaje público que conocemos), en las que hablan de cuestiones “personales”, en las que muestran su “lado humano”, en las que se relajan, se ríen, cuentan alguna anécdota sobre su teléfono móvil, nos abren su corazón y muestran que son muy majos… son la continuación de las entrevistas políticas por otros medios. La guerra puede ser eficaz allí donde la política tradicional no funciona. Y las entrevistas no políticas en las que se habla de política, pero de forma simpática y “maja”, pueden ser eficaces allí donde las entrevistas políticas tradicionales no funcionan. Un millón y medio de personas vimos la que ofreció Zapatero anteayer. Más de las que pueda reunir en ningún mitin. Es cierto que no pidió el voto, pero es que en las entrevistas no políticas los políticos piden el voto no pidiéndolo. Un medio tan eficaz y tramposo como la guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario