Estamos jodidos. O sea, de aquella manera que Camilo José Cela utilizó de ejemplo en el Senado cuando le recriminaron que estuviese durmiendo en tan noble lugar.
- No: estoy dormido –respondió Cela.
- ¡Es lo mismo!
- No, no es lo mismo: no es igual estar durmiendo que estar dormido, al igual que no es lo mismo estar jodiendo que estar jodido.
El caso es que estamos jodidos porque el martes por la noche José Corbacho estrenó “Palomitas” en Telecinco y se pegó un leñazo considerable. No un simple leñazo porque en su estreno no llegó a un 10 por ciento de cuota de pantalla. No un simple leñazo porque aquello parecía una versión descafeinada de “Homo zapping” hecha con más medios y menos talento, con caracterizaciones técnicamente mejores pero sin el encanto y el factor sorpresa con el que “Homo zapping” nos había ganado para su causa, con parodias de grandes éxitos del cine norteamericano pero sin la complicidad que se lograba con María Teresa Campos poniéndose las gafas, “Bricomanía” construyendo un rascacielos o el Isra declarando su amor a la Jessi en el “Diario de Patricia”. Se pegó un leñazo considerable porque se juntaron ambas circunstancias la noche del estreno. ¿No son entonces Corbacho y Telecinco quienes están jodidos, pero no nosotros? Pues no.
Somos nosotros porque ese día el programa con más cuota de pantalla de Telecinco fue “El programa de Ana Rosa”, que tuvo más del doble de la obtenida con “Palomitas” gracias al seguimiento que hizo de la marcha de “Supervivientes” de una glandular señora que pasará a la historia del programa por haber enseñado una teta “sin querer” y por tener problemas con los implantes mamarios que se llevó a la isla. Así que Telecinco mirará los resultados del día y obrará en consecuencia. Y nos quedaremos sin unas “Palomitas” que no nos dieron todo lo que esperábamos de ellas, pero que es de lo mejorcito que emite Telecinco desde hace años.
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