El otro día se reunió Paolo Vasile, gran jefe, con Belén Esteban, heroína del pueblo (no princesa, casi opio). Y hay que joderse, en Telecinco no retransmitieron el encuentro. No hubo focos, no hubo micrófonos, no hubo contertulios en directo opinando sobre lo que decían, no hubo teléfono de aludidos para que llamara quien quisiera defenderse de lo que allí estaba pasando, no hubo aplausos del público coronando las intervenciones más demagógicas, no hubo polígrafos para determinar si decían la verdad o mentían, no hubo colaboradores gritando más que el otro, oye tú perdona, perdona tú oye, no estaba allí Ana Rosa Quintana metiendo la cámara por la úvula a alguna persona relacionada con un triste suceso que no sea ella, ni Jorge Javier Vázquez de director de pista en la casa de fieras, ni Jordi González apoyando a Belén Esteban y a su jefe, ni Mercedes Milá apoyando a Belén Esteban, a su jefe y a Jordi González, pero avergonzándose del trato que da su cadena a la familia Ubrique.
Ellos que lo retransmiten todo para que lo sepamos todo, que ya no saben a quién van a llevar al plató para que no perdamos detalle sobre los asuntos más inverosímiles, que hacen desfilar bajo los focos a los personajes más peregrinos, y, hay que joderse, justo dejan sin retransmitir lo que hubiera tenido cierto interés para saber de qué va todo esto, a qué están jugando entre ellos y a qué están jugando con nosotros.
Negociarían las condiciones de continuidad de Belén Esteban en la cadena, digo yo. Belén enamorada, Belén esposa, Belén embarazada, Belén madre, Belén separada, Belén traicionada, Belén operada, Belén Interviú, Belén engañada, Belén coraje, Belén indignada, Belén víctima, Belén amable, Belén admirable, Belén poderosa, Belén clemente, Belén fiel. Hay que preparar las nuevas advocaciones de la milagrosa heroína para la próxima temporada televisiva. Así Vasile puede seguir viviendo en su torre de marfil, casa de oro, arca de la alianza, puerta del cielo. Ruega por nosotros.
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