Después de su paso por Digital +, la serie “Spartacus: sangre y arena” baja a la arena de la televisión generalista y, desde la escuela de gladiadores de Cuatro, tiene que buscarse la vida para competir con “Hospital central” o “El mentalista” sin perder la cabeza bajo la espada de los índices de audiencia. La serie protagonizada por el gladiador tracio Espartaco tiene una deuda estética con la película “300” y una deuda ética con el “Espartaco” de Stanley Kubrick. La primera ya está liquidada. La segunda, no. Pero lo que más llama la atención de “Spartacus: sangre y arena” no es su estética de cómic y su extraña ética de sangre y honor, sino las explícitas escenas de sexo. ¿Todavía nos sorprende ver un pene, una relación homosexual o los pechos de Lucy Lawless en horario de máxima audiencia? Estamos en Roma, amigos.
La antigua Roma no está en películas como “Quo vadis?”, “Ben-Hur” o “Gladiator”. Juan Eslava Galán escribió un delicioso libro titulado “La vida amorosa en Roma” que comienza con la descripción de un relieve ornamental de una lámpara romana de terracota, que actualmente se exhibe en el Museo Arqueológico de Chipre. En ese relieve, un hombre y una mujer practican el “sesenta y nueve” con denuedo y aplicación. Pues bien, es en esa lámpara erótica del museo de Chipre, en los frescos de Pompeya, en el manual de seductores que escribió Ovidio o en los versos de Cátulo donde está Roma. También en las calles de una ciudad sucia, ruidosa y superpoblada. En las fiestas, en los tugurios donde las brujas preparaban filtros de amor o compuestos afrodisíacos (en la serie “Roma” entramos en uno de ellos), en los prostíbulos caros y baratos o en ese romanísimo verso del siglo I que termina así: “Deja que te dé por culo. Qué le vamos a hacer. Mi inspiración es así de basta”.
¿Nos escandaliza el sexo a veces sucio, a veces rápido, a ratos impuesto, otras veces violento y de vez en cuando tierno de la serie “Spartacus: sangre y arena”? Los romanos se escandalizarían con nuestro escándalo. Los castos besos entre Marco Vinicio y Ligia en “Quo vadis?” sí que son escandalosos, pero el sexo en la antigua Roma no era un espectáculo apto para ver en Semana Santa.
Recuerdo en "Roma" cómo Octavio Augusto tenia que soportar ver a su madre Atia trajinándose a su esclavo, mientras a su vez la madre de ésta bordaba tranquilamente a dos pasos de la cama del fornicio. Cómo se comerciaba con grandes falos galos y cómo Tito Pullo violaba a una campesina. Todo eso entre grandes diálogos conspirativos en el senado.
ResponderEliminarEn plena polémica de "A serbian Film" no las tengo todas conmigo, y me pregunto ingenuamente si se trata de aportar clasicismo o de dar al vulgo una buena dosis de sexo y violencia en prime time.
Empecé a ver Spartacus con mucha ilusión al haber leido en alguna columna suya que la ponía muy bien pero no me enganchó nada...esos combates de videoclip...no van conmigo...muy al contrario de Roma, que gran serie esta y eso que la segunda temporada bajó un poco el nivel pero no me cansaré de las historias de Tito Pullo, Octavio, Atia...y hablando de sexo cuando Octavio se tira a su propia hermana...y Atia casi lo felicita...como decía Asterix "estan locos estos romanos"...
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