Un viejo y sabio psicólogo empezó a ver su siesta diaria perturbada por un grupo de niños que se ponían a jugar a la pelota debajo de su ventana e ideó un astutísimo plan para librarse de ellos. Comenzó a pagarles diez dólares cada vez que venían a jugar; los chicos aceptaban encantados, y acudían todos los días después de comer a jugar al fútbol bajo la ventana del psicólogo especialmente motivados por este dinero. Al cabo de un par de semanas el anciano les dijo que ya no les iba a pagar más; los niños se enfadaron y pidieron explicaciones; el hombre no les dio ninguna. Frustrados, se dieron cuenta de que ya no les apetecía jugar simplemente por el placer de jugar. Si ya no iban a ganar nada jugando dejarían de hacerlo. Y así fue: el grupo de niños no volvió a aquel patio y el psicólogo pudo retomar su costumbre de dormir feliz la siesta.
Aceptémoslo: la idea central de "OT" es excelente. Una academia en la que chavales aficionados a la música reciben clases y se examinan en galas eliminatorias ante la audiencia. Y, como idea excelente que era, triunfó justamente en su momento. Pero pronto "OT" comenzó a ser más que eso: un presentador atractivo bajo cuyo encanto caía parte del peso del programa, un miembro del jurado fascista cuyas humillaciones a los concursantes conseguían los picos de audiencia del programa, una visión demasiado comercial de los estilos musicales presentados que hacía que un alto porcentaje de las canciones tuvieran un público adolescente y volátil, un director de la academia histriónico y cargante que frivolizaba y desmusicalizaba todo en cuanto intervenía.
El psicólogo dejó de pagar y los antiguos jugadores descubrieron que ahora jugar ya no les gustaba. "OT" perdió al presentador, al fascista y al director, volvió a ser simplemente la magnífica idea original y se hundió en audiencia. En contra de lo que se está diciendo, la causa del fracaso de "OT 2011" no está en ningún elemento de "OT 2011" sino en todos los elementos de los OOTT anteriores que tergiversaron a los niños que jugaban a la pelota bajo la ventana del psicólogo.
Excelente observación.
ResponderEliminarMe ha encantado. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi se pudiese aplicar esa regla de tres al resto de telebasura que transmiten en tele5, podríamos derrocar a la cadena... Aunque por otro lado, ya no tendríamos nada a lo que criticar... Mmm
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