
Aceptémoslo: la idea central de "OT" es excelente. Una academia en la que chavales aficionados a la música reciben clases y se examinan en galas eliminatorias ante la audiencia. Y, como idea excelente que era, triunfó justamente en su momento. Pero pronto "OT" comenzó a ser más que eso: un presentador atractivo bajo cuyo encanto caía parte del peso del programa, un miembro del jurado fascista cuyas humillaciones a los concursantes conseguían los picos de audiencia del programa, una visión demasiado comercial de los estilos musicales presentados que hacía que un alto porcentaje de las canciones tuvieran un público adolescente y volátil, un director de la academia histriónico y cargante que frivolizaba y desmusicalizaba todo en cuanto intervenía.
El psicólogo dejó de pagar y los antiguos jugadores descubrieron que ahora jugar ya no les gustaba. "OT" perdió al presentador, al fascista y al director, volvió a ser simplemente la magnífica idea original y se hundió en audiencia. En contra de lo que se está diciendo, la causa del fracaso de "OT 2011" no está en ningún elemento de "OT 2011" sino en todos los elementos de los OOTT anteriores que tergiversaron a los niños que jugaban a la pelota bajo la ventana del psicólogo.
3 comentarios:
Excelente observación.
Me ha encantado. Enhorabuena.
Si se pudiese aplicar esa regla de tres al resto de telebasura que transmiten en tele5, podríamos derrocar a la cadena... Aunque por otro lado, ya no tendríamos nada a lo que criticar... Mmm
Publicar un comentario