
¿Cómo se explica la grotesca desproporción entra la gran rueda delantera y la pequeña rueda trasera en las primeras bicicletas? El físico Jorge Wagensberg se hizo esa pregunta mientras contemplaba una de esas bicicletas en un museo de tecnología, y cuando se la planteó al guía éste salió del paso diciendo que era una cuestión estética. Pero no es cierto. Cuando se construyeron las primeras bicicletas no se conocía la cadena o los piñones de distinto diámetro, así que a mayor diámetro de la rueda motriz, mayor avance. La rueda trasera era pequeña sólo para no cargar el artefacto con un peso excesivo. No podemos explicar la enorme desproporción entre el gran éxito de “Crepúsculo” o Belén Esteban y sus pequeños cimientos con argumentos físicos, sino estéticos. No es que las ruedas delanteras de los vampiros adolescentes o de los programas de Belén Esteban sean enormes porque desconozcan la cadena o porque funcionen sin piñones de distinto diámetro, sino que son así de grandes porque es precisamente el exceso lo que les permite avanzar. Y, aquí, el exceso es una categoría estética.
No diré que los excesivos vampiros y la excesiva Belén sean malos, sino que no son para mí. Me pregunto si los vampiros y Belén deberían estar también en un museo de tecnología.
2 comentarios:
Robo la frase ( a su vez robada): este _____ no es para mí!
Yo me quedo con el exceso como categoría estética. Robo esa frase. Pero... me gusta Crepúsculo.
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