
Ni siquiera cuando uno de esos contertulios relaciona la educación sexual con los asesinatos. Lo pusiste anteayer en "El intermedio". Fue nauseabundo. Los asesinos de Marta del Castillo, -venía a decir uno de esos charlatanes-, han recibido una educación sexual en donde se les ha animado a explorar el sexo, a disfrutar de él, y, claro, una pequeña parte de los alumnos a los que se les llena la cabeza con esas ideas termina asesinando. Como se pueda tener una mente tan enferma es algo que dejaremos a los psicopatólogos, -hablando de mentes enfermas, quisiera denunciar sin ironías el intolerable abuso que un tal Sostres que jamás sería amigo mío ha sufrido al ver publicadas unas asquerosas conversaciones privadas-, a los cuales el secreto profesional también les obligará a callar sus identidades y los nombres de las empresas para las que trabajan. Y nosotros deberíamos hacer lo mismo. Ni agua. Aunque el cuerpo nos pida justo lo contrario. Aunque sus premeditadas provocaciones te resuelvan dos de cada tres programas, Guayo.
Sólo quería mencionar que eso de Sostres no era una conversación privada. Estaba en el curro, rodeado de un montón de gente, y encima de invitados de fuera, y encima de niños, de los que se rió a la cara.
ResponderEliminarEso no es una conversación privada. Es una chulería, una sinvergonzonería y una falta de educación... en público.