Entre esos tipos y yo hay algo personal. Me refiero a los chulos, a los chulos arrogantes. Es gente que tiene mucho que ver con aquélla otra a la que se refiere Joan Manuel Serrat en la canción de la que he tomado prestado el título y la primera frase de esta columna. Me refiero a la peña de los morritos, jajá, de ese tío que llora no tiene cojones, jajajá, de fíjate pues yo me trajiné a dos zorritas de trece años de ésas que visten las muy putas con minifalda y tacones y lo puedo contar ahora que ya prescribió el delito, jajajá jajajajá. Esta semana hemos tenido sobredosis de esta clase de villanos. Y me da exactamente igual que el homo sapiens que cuenta entre risas de macarra decortizado cómo copuló con dos niñas haya llevado a cabo o no tal bajeza. Lo que hiela la sangre e incendia la indignación es el desprecio con el que se refiere a dos chicas a las que demuestra tener en mucha menor valía que a su ex-gata y con las que, sin embargo, afirma haber mantenido relaciones sexuales. Sexo, desprecio e infancia son tres términos tan significativos y tan antitéticos que cualquier persona que los una queda inmediatamente desvelada como un miserable. A este tipo de chulos me refiero. Y cuando se trata de alcaldes o escritores de novelas de aventuras expreso mis opiniones en la barra de un bar. Pero cuando se trata del responsable y presentador de un programa cultural en una televisión pública me siento en la obligación de dedicar mi columna al asunto. Insisto: entre esos tipos y yo hay algo personal.
Así que me uno, ¡quién no lo haría!, a la petición del Comité de Empresa de Telemadrid de destituir fulminantemente a Sánchez Dragó de sus funciones en dicha cadena, pero no por lo que hizo o dejó de hacer hace 43 años, sino por la miseria moral actual que han demostrado sus declaraciones de este último año en el libro que comparte con Albert Boadella. Es una buena ocasión para saber si Esperanza Aguirre también se siente personalmente motivada para dar su merecido a esta clase de chulos que no para de babear emociones podridas y ponerlos en su lugar.
Genial blog y perfecto post. No se puede estar más de acuerdo.
ResponderEliminarA Aguirre ya lepreguntaron ayer y no dijo ni pío...
Un saludo y ánimo con el blog!!!
Gracias por condensar así de bien.
ResponderEliminarPor alguna razón, muchos artículos sobre la última majadería de Pérez Reverte olvidan mencionar lo que más nos ofende a tantos: la asociación entre el llanto y la falta de huevos. Me alegro de que tú lo digas. Qué hartazgo de machismo rancio, de fulano que pone los cojones sobre la mesa con estilo tabernario de tagarnina y salivazo.
Aunque la patada de Sánchez Dragó sea mucho más grave, las declaraciones posteriores de este par de joyas (que no tengo ganas de rebuscar ahora) son igual de repulsivas en su ensoberbecimiento, su cerrilidad «varonil» y su condescendencia hastiada. Puaj.
Gentuza. Ni un céntimo de dinero público para ellos.
Y hablando de dinero público, se me olvidaba el ínclito alcalde... Grrr. Qué atmósfera.
ResponderEliminarPor el aire pestilente entiendo tu comentario de que da igual que la historia de Sánchez Dragó sea real o no. Así lo pensé yo de inmediato. No es que no compadezca a cualquier muchacha de carne y hueso que se haya acercado a este mandril, sino que, en primer lugar, el machismo descarnado y la pederastia son realidad mucho más allá de este imbécil particular, y en segundo lugar, bastante fétido tenemos el ambiente para consentir más emanaciones.
(Ah, no entiendo decortizado, errata o no.)
Decortizado: desprovisto de córtex cerebral.
ResponderEliminar¿Tagarnina?
Ya me vale la falta de imaginación. Yo andaba por el órgano de Corti... Gracias.
ResponderEliminarTagarnina: (festivo y coloquial) Cigarro puro muy malo. (La etimología pasea por Al-Ándalus y acaba en el cardo. Del DRAE.)