Una vez más, un (una) concursante de “Pasapalabra” gana un premio de la de mi madre al resolver el rosco. Y una vez más, Telecinco anuncia previamente el día y la hora a la que emitirán la entrega en la que un (una) concursante de “Pasapalabra” gana un premio de la de mi madre al resolver el rosco. Y una requetevez más, nos hacemos cruces viendo cómo dinamitan la emoción del concurso haciendo evidente que no es en directo y que no cabe sorpresa alguna en el programa si Telecinco anuncia previamente el día y la hora a la que emitirán la entrega en la que un (una) concursante de “Pasapalabra” gana un premio de la de mi madre al resolver el rosco.
- “¡Mamá, mira cómo nado!”.
En la playa hay mucha competencia.
- “¡Mamá, mira cómo buceo!”.
Pasa igual en la parrilla televisiva, así que captar la atención es fundamental.
- “¡Mamá, mira cómo me tiro de cabeza!”.
Pero hay maneras y maneras de llamar la atención.
- “¡Mamá, mira cómo intento captar tu atención diciendo que intento captar tu atención!”.
Con semejante llamada no miraría ni la pobre madre de Ludwing Wittgenstein.
Así que apetece ponerse a ver “Pasapalabra” cuando es seguro que un (una) concursante ganará el bote al resolver el rosco tanto como apetece ponerse a mirar en YouTube la final de la primera edición de “Gran hermano” para ver quién gana: ni un tantito así. Otra cosa sería que Telecinco declarase públicamente que amaña las pruebas para que gane quien interesa en determinados momentos en los que hay que dar un empujón al concurso. Eso sí que nos llamaría la atención y todos miraríamos como locos.
- “¡Mamá, mira lo que puedo hacer gracias a los anabolizantes”!
Sería reconfortante que alguien se atreviese a decir que los concursos están amañados. Rezo a San Jordi Hurtado todas las noches...
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