Acertar no haciendo nada, eso sí que mola. Así acertamos unos cuantos el miércoles por la noche viendo (o no viendo) la tele. Pon que en España seamos ahora poco más de 47 millones de habitantes, pues la noche del miércoles casi 46 millones acertamos sin hacer nada. Sólo tuvimos que limitarnos a no ver la segunda y última entrega de “Vuelo IL-8714”, la miniserie que Telecinco hizo sobre el accidente de Spanair de hace dos años. Y dimos en la diana.
Dicen que una de las cosas que hace que la tele sea mala es que fomenta la pasividad. Pues no necesariamente. Los que anteayer se quedaron amodorrados viendo cualquier otra cosa en la tele, o se despistaron haciendo zapping distraídos por ese enjambre de cadenas digitales, o se les olvidó poner Telecinco porque les distrajo cualquier programa de la competencia fueron pasivos, pero acertaron. Dice el catecismo que se puede pecar de pensamiento, palabra, obra y omisión. Pues la omisión también puede hacer al televidente virtuoso. Dice el Código Penal que es un delito dejar abandonadas a las víctimas de un accidente de tráfico. Pues si Telecinco no hizo caso a las miles de firmas que la asociación de víctimas de aquel terrible accidente de Spanair presentó pidiendo socorro para que no se emitiera “Vuelo IL-8714”, los espectadores preferimos no incurrir en omisión de socorro omitiendo ver la serie.
Así que la TV movie, que ya había despegado muy mal la semana pasada, se estrelló anteayer en el aterrizaje final. Para hacernos una idea: Telecinco tuvo más espectadores por la tarde viendo “Pasapalabra”, o al mediodía viendo “De buena ley”, que en horario de máxima audiencia con “Vuelo IL-8714”. Hubiera sido inolvidable que no lo hubiera visto nadie, pero no pudo ser. La pena fue ese exiguo 8,2 por ciento de espectadores para los que no ver “Vuelo IL-8714” resultó una omisión imposible.
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