Sir Arthur Evans asombró al mundo cuando excavó el palacio de Knossos y dio a conocer la civilización minoica en 1900. La inmensa mayoría de las casas de nuestros abuelos aún no disponían de agua corriente y aquellas ruinas mostraban que hacía miles de años que en Creta habían instalado tuberías de terracota para traer agua de manantiales situados a cinco kilómetros de distancia. Tenían agua sin salir de casa.
Si en 1900 hubieran oído hablar de la tele de hoy no se habrían sorprendido tanto, porque ya existía el cine. Si los quisiéramos sorprender de verdad tendríamos que hablarles del inmenso poder que ejerce el constante caudal de imágenes del que disponemos en casa con sólo apretar un botón. Tendrían que intentar entender que ahora que por fin disponemos de agua corriente, potable, abundante y barata con sólo apretar un botón, la publicidad televisiva ha conseguido convencernos de que lo realmente sofisticado, elegante y moderno es despreciarla e ir a buscarla mucho más lejos de lo que iban nuestros abuelos, pagar precios miles de veces más altos por un producto que está sometido a menos controles de calidad que el agua del grifo, llevar ese peso cada día a casa, e inundar todo lo que nos rodea (parques, ríos, paseos, inmensos vertederos terrestres, el inmenso vertedero que es ya el mar) con botellas hechas de petróleo plastificado.
En marzo, “Documentos TV” emitió “Enroscados, la batalla del agua”. Sobre la calidad: “la conclusión a la que llegamos es que no tenemos ni idea de lo que nos están vendiendo”. Sobre el plástico: “Es práctico tener una botella de plástico para llevar agua encima, pero ¿por qué no tener una propia?”. Sobre la publicidad: “El agua embotellada es la mayor trampa publicitaria y de marketing de todos los tiempos". Son sólo tres ejemplos. Ahora que TVE no emite publicidad, podría emitir contrapublicidad programando este reportaje a diario. La publicidad televisiva no descansa y alguien debería poner un contrapeso en la balanza. En el mundo millones mueren por falta de agua potable, nosotros no soportamos tener que beber agua del grifo.
Un fantástico documental que vi hace meses. La publicidad puede muchas veces llegar a ser absurda y cala muy hondo el concepto de que algo es mejor porque nos lo envasan y nos lo venden, y si es publicitado mucho mejor. Las marcas blancas de agua no tienen tirón. Además se incide mucho en que el cuerpo es algo feo, molesto e incómodo que hay que purificar constantemente. La cantidad de residuos que genera el agua embotellada es una barbaridad y en su proceso se contamina muchísima agua. Recomiendo el número especial de National Geographic de Abril dedicado al agua.. y ya que estamos también recomiendo la web de ecologistas en acción sobre consumo y contrapublicidad "www.consumehastamorir.com
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