Vivan los presentadores anónimos. Vivan los magacines en donde la estrella no es el presentador. Vivan los presentadores que entienden que los programas no han de estar basados en ellos sino en los contenidos que presentan. Televisión Española ha iniciado estos días la nueva temporada de sus magacines diarios y ha transmitido a toda la audiencia una refrescante sensación de profesionalidad y calidad el hecho de que ninguno de ellos esté conducido por grandes figuras mediáticas, -¿Anne Igartiburu? bueno, vale, aceptamos "Anne Igartiburu" como "gran figura mediática", pero no pasa de ser una excepción que realiza su trabajo de una forma muy discreta dentro de la norma que estamos exponiendo-. ¿Mariló Montero? Un momento... ah, sí, ya caigo en quién es. ¿Mercedes Torre, Carolina Casado? Ni idea. ¿Pilar García Muñiz, María Avizanda? Sí, hombre, ¿no son las presentadoras que el año pasado hacían... hacían...? No estoy seguro.
Estupendo. Como debe ser. En principio no tengo inconveniente en sentarme a ver "La mañana de La 1" pero juro que necesitaría recargar mi fuerza de voluntad para hacer lo mismo si el programa se llamase "El magacín de Mariló". "Gente" no me llama nada la atención, pero si su nombre fuera "La crónica de María Avizanda" ni siquiera sabría que existe. Mucho mejor "España directo" que "El programa de Pilar y Mercedes".
Vivan los presentadores que sirven a sus programas y no vivan los programas que sirven a sus presentadores. Vivan los programas a cuyo término uno recuerda la calidad de su contenido y no la popularidad de su presentador. Lleva Telecinco demasiadas semanas ofreciendo en "El programa del verano" la misma nadería que ofrece todo el año en "El programa de Ana Rosa"; cuando vuelva Ana Rosa y la audiencia se dispare, ¿qué se demostrará que están buscando esos espectadores? Me alegro de que mi televisión pública no actúe de esa manera y les deseo una temporada digna a García Muñiz, Avizanda, Torre, Montero y Casado. Bueno... y a Igartiburu.
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