21/4/10

SERIES, TRASATLÁNTICOS Y DIRIGIBLES

La televisión no es un trasatlántico ni un dirigible. Eso quiere decir que las sentencias sobre trasatlánticos o dirigibles valen para los trasatlánticos o los dirigibles, pero no sirven necesariamente para los programas de televisión. No, no estamos en “Barrio sésamo”, así que a continuación no explicaremos la diferencia entre “arriba” y “abajo”, sino que hablaremos de la tele hablando de trasatlánticos y dirigibles.

Charlie, el simpático sinvergüenza (en la tele los sinvergüenzas suelen ser simpáticos, como los vendajes de los futbolistas son aparatosos o el espectáculo después de un incendio es dantesco) protagonista de la serie “Dos hombres y medio” (TNT), tiene razón cuando dice que nadie se acuerda de los barcos que no se hunden. Su hermano Alan, ese eunuco sin un gramo de dignidad, como le describe la tremenda Berta, apostilla así la reflexión de Charlie: “Cierto. Yo sólo me acuerdo de un dirigible: el Hindenburg”. El paso de los barcos a los dirigibles es legítimo porque el paso del “Titanic” (famoso porque se hundió) al “Hindenburg” (famoso porque se incendió) es tan legítimo como pasar de esos peces del Nilo que comen y digieren cualquier cosa que les entre en la boca (“El Nilo”, Odisea) a esos espectadores (me incluyo) que se sientan un domingo por la tarde en el sofá y encienden el televisor a ver qué echan. Pero como la tele no se parece ni a los trasatlánticos ni a los dirigibles, resulta que nadie se acuerda de los programas que se hunden, sino de los que llegan a puerto después de atravesar el Atlántico. Si un enorme programa cargado de hidrógeno se quema, nadie se acordará de él cuando haya muerto. La fama televisiva no se alcanza hundiéndose tras chocar contra un iceberg ni tras un accidente en la Estación Aeronaval de Lakehurst (Nueva Jersey), sino navegando y volando a su hora.

“FlashForward” (AXN) tuvo un accidente. “V” (TNT) se tomó un descanso. “Perdidos” (Cuatro) cambió de día y luego de hora. Casi nadie se acuerda de las series televisivas que tienen accidentes, se toman un descanso o cambian de hora de emisión con la facilidad con la que Camps cambia de traje o Guti de discurso. La televisión no ama los accidentes. Como mínimo, el “Titanic” debe llegar a Nueva York y el “Hindenburg” aterrizar en Lakehurts. Luego, ya veremos. O no.

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