Estreno. Noche del viernes. Cuatro. "Soy adicto". Diez personas adictas a la heroína, la cocaína, el alcohol o el cannabis se encierran en una casa para superar sus toxicomanías con la ayuda de médicos y psicólogos. Confesiones íntimas. Explosiones de emocionalidad. Llantos incontenibles. Entrevistas a novias, madres, hermanos. Dosis de sinceridad descarnada por todas partes que resultan al mismo tiempo convincentes pero previsibles. Dónde he oído yo todo esto antes. Qué duda cabe de que están diciendo la verdad en su actuación ante las cámaras. Qué duda cabe de que se trata de una actuación ante las cámaras por mucho que estén diciendo la verdad.
La tesis de hoy es que los realities intimistas son una subvariante de la pornografía. O que la pornografía es una subvariante de los realities intimistas. Ambos pretenden mostrar una realidad oculta, pretenden desvelar un tabú mostrando ante un operario que sostiene una cámara una autenticidad secreta de muchísimo atractivo para el espectador. Pero ambos muestran una parodia de lo que intentan sacar a la luz, una caricatura deformada del sexo y las emociones para ajustarlos a las características mediáticas del vehículo audiovisual y las reacciones que pretenden provocar. Y ambos actúan como modelos de estas intimidades histriónicas ante los espectadores, consiguiendo que éstos en su vida real terminen formateando sus vivencias según estos estilos afectados e interpretados de cara a un objetivo y un foco de iluminación.
La irrupción de la pornografía gratuita en los hogares a través de internet está cambiando las expectativas, las prácticas y las vivencias de las relaciones sexuales en Occidente. También la irrupción de la intimidad problematizada en los hogares a traves de los realities intimistas está cambiando la construcción de las emociones y sus laberintos narcisistas. La psicoterapia como espectáculo ("Hermano mayor", "Generación Ni-Ni", ahora "Soy adicto") ha llegado para quedarse a nuestro mundo televisivo. Puestos a elegir entre caricaturas, prefiero el porno.
3 comentarios:
Cuando sale una pastilla para el dolor de cabeza, a todo el mundo le duele la cabeza, cuando sale un medicamento para la hiperactividad, todos los niños son hiperactivos, cuando sale un ovni, todos han visto extraterrestres, cuando salen drogas en la tele, se normaliza su consumo...
Exponer pornografía puede tener la utilidad de detectar su abuso. Uno puede medir si está enganchado a ella.
La exposición de la psicología sirve para analizar problemas, pero la sobrexposicion puede derivar en una sobreanalización de los problemas. Un bucle infinito.
Está bien exponer los problemas mientras sea el discurso posterior sobre su solución el que venza a la imagen. Me temo que no es así. En la tele nunca será así.
Me encanta esta columna.
No me había enterado del programa "Soy adicto". La verdad es que están barriendo todas las fronteras, hasta las más delicadas: el coro de la cárcel, madres adolescentes, personas con fobias, ahora adicciones... parece que sólo lo flagrantemente delictivo se queda fuera de la telerrealidad por ahora, es decir, "Gran Violador", "Generación Pederasta"... esas cosas. ¿Por cuánto tiempo?
Es totalmente cierto que el porno es un esperpento mercantilista del sexo, si algún hombre se cree que las mujeres pueden tener orgasmos con esas posturas, que deje de ver porno y vuelva a ver Barrio Sésamo.
Me gusta la comparación que haces del porno con la telerrealidad, con la matización de que el porno es políticamente incorrecto y la telerrealidad no, que el porno está perseguido en horario infantil y la telerrealidad no, que muchas personas siguen ocultando que consumen porno y casi nadie oculta que consume telerrealidad. Muy peligroso.
El prefijo "tele" significa "a distancia", ¿no? Pues limitémonos a pensar que la tellerealidad es la realidad a distancia, y ya sabemos lo que pasa con las distancias. Que no nos engañen más.
Soy chica y me encanta el porno, no lo puedo remediar. Si fuera chico me llamarían machote. Como soy chica me bautizan con otros nombres. De todas formas no tengo complejos. Adoro el porno.
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