20/4/10

LA NARIZ DE RUIZ

Hubo una época en la que no podía soportar a Pedro Ruiz. Ahora mis sentimientos hacia él son mucho peores. Le entrevistan en "La Noria". Paso del asunto, pero al día siguiente, -motivado por una extraña sensación de culpa sin duda atribuible a mi condición de crítico de televisión judeocristiano-, me considero obligado a verlo y localizo la conversación en la página web de Telecinco. Esa prepotencia todo a cien. Esa mezcla sulfúrica de victimismo y galantería. Esa ristra de tópicos amojamados que asustarían a Drácula más que toda la producción de ajos de Mazarrón (provincia de Murcia). El horror. El horror. El horror. De pronto encuentro la luz en medio de tan aburrida indignación: descubro que el cursor del ratón se convierte en una mano cuando lo coloco dentro de la parte cuadrada de la pantalla en donde se está reproduciendo la entrevista. Ratón por los bordes de la pantalla: flecha de toda la vida. Ratón sobre la cara de Pedro Ruiz: mano con el puño cerrado salvo por el índice extendido apuntando hacia arriba. Al principio tímidamente y después ya acompañado de una sádica sonrisa empiezo a meterle el dedo en la nariz a Pedro Ruiz, -además me doy cuenta de la rima "nariz"/"Ruiz", lo cual me hace sentirme ejecutor de una justicia poética-. Tú sigue, Pedrito, sigue dándole en tu línea. Dedo-cursor dentro de la nariz de Ruiz. Dedo-cursor fuera de la nariz de Ruiz. Su rostro, ya de suyo perro sharpei enlacado, se convierte gracias a la mano que lo penetra en una máscara revenida, en un aderezo de cartón piedra del Tren de la Bruja.


"Tengo que confesar un secreto: yo es que he leído mucho menos de lo que parece", dice reventando las plusmarcas anteriores de pedroruizismo. No, Pedrito, no. Nadie puede leer menos que cero. Muevo la mano frenéticamente por su cara. Cansado de esa nariz sin mocos le meto el cursor por una oreja, por el entrecejo, le acribillo con saña el ojo derecho. Él sigue sonriendo indiferente a mi agresión. Todo le importa una mierda.

4 comentarios:

  1. Todos los que lean esta columna lo harán. Meteran el dedo con saña en todos los poros de su piel.
    Ese aire estudiado de "voy a la biblioteca nacional a comerme un bocadillo" es imposible de aguantar.

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  2. Hombre, se puede "desleer", que es cuando necesitarías leer algo para empezar a no saber nada. A lo mejor es el caso.

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