Una vez cada tres meses la gente de la radio se pone muy nerviosa. Ayer fue uno de esos días. Se publica el Estudio General de Medios y todos tiemblan porque van a conocerse las audiencias que han tenido los programas y las cadenas a lo largo del trimestre. Una vez cada tres meses el pánico recorre la SER, la COPE, Onda Cero, Radio Nacional de España. En televisión la pauta es ligeramente diferente: el examen no es trimestral, sino diario. Todos los días por la mañana la gente de la televisión se pone muy nerviosa y revisa los índices de audiencia del día anterior. Ayer fue uno de esos días, claro. Y hoy es otro de ellos. Mañana también lo será. De hecho, no da tiempo a que el pánico descienda, y la ansiedad de cada mañana se une a la de la mañana siguiente creando un clima de permanente tensión que recorre TVE, Cuatro, Telecinco, Antena 3 y laSexta como la peste en la Europa medieval. ¿Alguien se imagina cómo sería la radio si se la evaluase a diario, programa a programa y minuto a minuto? ¿Alguien se imagina cómo sería la televisión si solamente se computaran sus audiencias acumuladas una vez cada tres meses?
Ejemplos: "En días como hoy", el magacine matinal de RNE, alcanzó 1.085.000 oyentes de media durante enero, febrero y marzo de 2010, frente a los 2.721.000 oyentes de "Hoy por hoy" en la Cadena SER. Y así todos los trimestres. Por el contrario, "Uau!", la nueva apuesta fuerte de Cuatro por el late night, consiguió el lunes de su estreno un 7,9% frente al 9,5% de "Buenafuente". El martes, "Uau!" subió al 8,5% y "Buenafuente" se mantuvo en el 9,4%. El miércoles, "Uau!" logró un importante 10,8%, ganando al 8,4% conseguido por "Buenafuente". Y así todos los días. Como en una comunicología cuántica, la forma de evaluación altera por completo el producto evaluado. El pánico atraviesa permanentemente los platós de televisión y en esas condiciones no hay forma de tomar decisiones acertadas. ¿Quién fue el pedagogo tonto que alabó las virtudes de la evaluación continua?
Creo que a la televisión le vendría bien instaurar un sistema de "pre-evaluación", es decir, examinar detenidamente el programa que desean emitir antes de ponerlo en antena para determinar si realmente reúne unas condiciones mínimas de calidad y de esta manera intentar evitar posibles atentados contra la salud de los telespectadores... Un sistema así, con buenos críticos y analistas haría un gran bien por la humanidad librándonos de la enorme cantidad de basura que inunda las cadenas.
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