Hace dos semanas que Cuatro emite en la sobremesa “Valientes”, una serie moderna que lo flipas, pero tejida con los mimbres de siempre: amores, venganzas y pasiones desatadas al por mayor. Después de echarle un vistazo les puedo asegurar que los valientes de “Valientes” no son los hermanos Soto, ni Bárdenas, ni Alba, ni Isabel, ni Lorenzo, ni los hombres de Lorenzo. Los valientes de “Valientes” son los más de medio millón de espectadores que cada tarde tienen el cuajo de sentarse a ver en qué para semejante pestiño.
Así que viven entre nosotros humanos que parecen seres como usted y como yo, pero que no lo son. Se trata de humanos aparentemente tan normales como su vecino, pero que guardan un secreto que sólo los audímetros han podido descubrir: son capaces de mantener la serenidad cada tarde y sentarse después de comer a ver una serie tan mala que mete miedo a los atrevidos. El cuatro por ciento de audiencia que tiene la serie aterrorizaría a cualquier telespectador: todos sabemos que es un porcentaje muy pequeño incluso para Cuatro y en cualquier momento la cadena puede mandar a “Valientes” al fondo del pozo del no ser. Los valientes de “Valientes” no se arredran y sin dar un paso atrás, cada día renuncian a la siesta para seguir los sinuosos meandros por los que discurre el amor entre Leo y Alba.
Podría ser peor. Podrían llegar refuerzos antes de que cayera la plaza, consolidando la serie en la parrilla. Hay que tener en cuenta que “Valientes” es la adaptación de una serie que en no sé dónde ya lleva 200 episodios. ¿Verdad que da miedo ponerse en manos de “Duracell productions”? Pues hay más de medio millón de valientes viviendo entre nosotros que no sienten ni un cosquilleo en la nuca, ni un respigo recorriendo su espalda al saber dónde van a estar toooodas las tardes, de lunes a viernes, durante los próximos meses, llueva, truene o haga sol. Con un par.
No hay comentarios:
Publicar un comentario