Quinto axioma del humor demostrado según el orden geométrico: las parodias de las parodias no funcionan. Con “Homo zapping” te partías el culo, pero con “La escobilla nacional” (noche de los domingos en Antena 3) se te queda la cara así, como de grima. No termina de surgir esa complicidad que necesitan los programas de humor para conectar. Los cambios que introduce la parodia de la parodia parecen pegotes que sólo consiguen que se añore la parodia original.
Desde el principio faltaban José Corbacho ni Paco León. Podía ser que salieran luego, que el primer sketch fuera sobre otra cosa y por eso todavía no se les veía; pero no. Es que faltaban. Se les echaba de menos incluso cuando no tenían por qué salir. También faltaba el zapping. No el del título del espacio, sino el del montaje, que permitía saltar de un programa a otro sin quedarse en ninguno. “Homo zapping” rebotaba de una cadena a otra, de un género a otro, y no dejaba títere con cabeza. “La escobilla nacional” se centra en un solo megaprograma de cotilleos alrededor del que gira todo. Practica un monocultivo rosa chillón que empalaga y satura.
Sí, conserva a Silvia Abril y a la gran Yolanda Ramos. Y sí, cuenta con buenos imitadores. Vale, también hace ver que en el género rosa los famosos son sólo un pretexto para que los contertulios, auténticos protagonistas, saquen su ego a pasear. Pero cae en errores que jamás cometería “Homo zapping”: tiene un imitador de Ángel Llàcer perfecto, tan histriónico, excesivo y molesto como el original, pero con un guión pesadísimo. Corbacho lo hubiera enfrentado al auténtico Llàcer, a ver si tanta sobreactuación de materia y antimateria estallaba y nos libraba del tío ese por siempre jamás.
Lo dicho: por un punto exterior a una realidad, se puede trazar una única parodia.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo con lo de Yácer. Es el ser más insoportable de la televisión, supera a la Esteban, y mira que ésta tiene telita.
Creo que el punto de la parodia es sacar las partes chistosas de algo supuestamente serio. Lo que no entiendo es cómo se puede pretender sacar la parte chistosa (de forma cruel) de algo que ya es en sí chistoso, como por ejemplo oir a la Esteban hablar de su nueva cara.
Para mí ya es suficientemente gracioso hacer estimacione ssobre cúanto le va a durar esta vez el tabique nasal a esa petarda antes de necesitar otra "mejora estética".
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