Ana Rosa, por favor, tienes que dejarme que te chupe un poquito. Cualquier parte, de verdad. Como si es un codo. No te extrañes, te aseguro que no tengo el menor interés sexual. Y también tengo que tocarte. De nuevo da igual la parte que me ofrezcas para que la tantee. Me conformo con estrecharte la mano o rozarte una rodilla o agarrarte suavemente del antebrazo durante escasísimos segundos. Pero tengo que tocarte. Chuparte y tocarte. Tocarte y chuparte. Tienes que ser tú. No me vale Susanna Griso ni Mariló Montero. Y no es por ninguna parafilia extravagante. Es que ya es lo único que me falta para tener una percepción completa, holística, multimedia, de ti. Ana Rosa total. Ana Rosa en todos los sentidos. The ultimate Ana Rosa experience.
Ya sabes por dónde voy, ¿verdad? Claro. Esta columna trata sobre el perfume que acabas de sacar al mercado. "Estilo Ana Rosa". Hasta ahora los españoles podíamos mirarte y escucharte. Verte y oírte, más bien. Nuestros sentidos de la vista y el oído ya se habían solazado en el perímetro de tu persona. Pero ahora además vamos a poder olerte. Olerte, Ana Rosa, la eterna carencia de los medios audiovisuales al fin resuelta gracias a Perfumes Puig. ¿A qué huelen las cosas que no huelen? ¿A qué huele Ana Rosa Quintana? Basta ya de acercar la nariz a la pantalla durante las mañanas telecínquicas y olfatear frenéticamente en busca de una brizna de aroma. Con "Estilo Ana Rosa" también nuestra nariz experimentará la plenitud de la reina de las mañanas con una irrepetible mezcla de notas verdes de bergamota, sobaquina de Lecquio, bótox, flores de naranja y falta completa de escrúpulos.
Es por lo que te pido que satisfagas también mi tacto y mi gusto, -mi gusto palatino, del paladar, vamos, que la satisfacción de los otros gustos la tienes un poco más complicada-. Tocarte y chuparte un poquito para que te conozcan mis cinco sentidos. Mmm... Ana Rosa ofrecida materialmente a su público para que la televisión sea una experiencia sensorial completa.
Increíble, consigues que me den naúseas y todo. Ahora creo que ya no quiero merendar...
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