Todos contra el Defensor del Menor. Es la consigna. No tiene por qué hacer caso a unos anónimos que sólo quieren hundir a la madre coraje Belén Esteban. Que se ocupe de otros niños de famosos, incluidos los de la Familia Real. Que se dedique a los niños pedigüeños esclavos de sus padres rumanos. Y a los ladrones por encargo. Que también son rumanos y no son de aquí. Además no hay derecho a que una madre se entere así de algo tan gordo. Que la pobre sufre mucho. Y está enferma. Y tiene no sé cuánto azúcar. Y es una madre coraje. Bueno, no, que eso ya estaba dicho. Pero es que en tantas horas de tele dándole vueltas al mismo asunto es normal que se repita uno.
Mi argumento favorito contra el Defensor del Menor fue que consiguió lo contrario de lo que pretendía: más que velar por la intimidad de Quientúsabes, la aireó aún más. Aunque no quedaba nada por desvelar, porque en tantos años de tele dándole al ventilador es normal que repitieran todo.
Pero faltó lo mejor, el remate final del argumento: retirar a Quientúsabes del escenario mediático dejaría sin trabajo a muchas personas, empezando por su madre. La intimidad de Quientúsabes será un bien a proteger pero hay mucha crisis y los puestos de trabajo son más importantes. Desde antes de que naciera, hace dos lustros, Quientúsabes ha contribuido mucho al PIB, así que debe mantenerse la actual situación por el mismo motivo por el que se debe seguir permitiendo fumar en los bares o vender alcohol a los menores de edad: para que no crezca el paro. Sólo hay que tomarse la precaución de disimular y llamar a la niña “Quientúsabes” o “Laquenodebesernombrada”, según gustos. Aquí ya hemos empezado. Ahora sólo falta esperar a que la niña cumpla los 18 y vaya invitada (previo pago) al programa que por entonces presente Jorge Javier Vázquez en Telecinco. Así consolidará una nueva saga de petardos, como antes lo hicieron Rociíto, Mari Cielo Pajares y hace unos días Elhijodelecquioydellatte. Estoy impaciente por ver nacer a los nietos.
Dios da úteros a quien no tiene vegüenza.
ResponderEliminarSiempre me he preguntado de quién es la culpa de que exista la prensa rosa. Ahora está de moda que los entrevistadores y los entrevistados se acusen unos a otros de vivir de la mierda ajena. Qué tontería, si todos sabemos que, sin los unos, los otros no cobrarían. El chiste es que el público, razón de ser de toda esa mierda, también les echa la culpa de vivir de la mierda ajena. Pero si no consumiéramos eso, no existiría. Sin embargo, ¿qué fue primero, la oferta o la demanda?
Ahhhh, la gran pregunta. ¿Por qué somos tontos y nos gusta lo tonto? ¿Es acaso una estrategia de la madre naturaleza, para asegurarse de que tarde o temprano nos extinguiremos y dejaremos de romper el equilibrio del planeta? Nuestra idiocia debe de ser algo así como la obsolescencia programada de Ford.