Reposición de “Vietnam, vida tras la muerte” al final de la mañana del sábado en La 2. Está claro: lo que queremos es que nos hagan caso, que nos presten atención, que nos contemplen. Por eso triunfan las loqueseaterapias. Son terapias eficaces porque nos hacen sentirnos mejor, y nos sentimos mejor porque con ellas una o varias personas están a nuestro alrededor cuidándonos, hablándonos, ocupándose de nosotros. El chocolate de la chocolaterapia, el vino de la vinoterapia, o cualquier otra cosa de la cualquierotracosaterapia sólo son el excipiente de un tratamiento que carece de principio activo porque su único principio activo es la atención que el cliente recibe cuando le untan con chocolate, le sumergen en vino o le ponen emplastos de cualquier otra cosa mientras le hacen sentirse especial. El placebo de los tiempos que corren.
Los amantes de las medicinas alternativas se creen que la naturaleza tiene remedio para todo. En principio, tanto un animal como una planta pueden sintetizar sustancias que resulten curativas, pero por alguna razón proliferan quienes “tienen fe” en las plantas, pero no en los animales. Así que triunfan las plantas de la medicina oriental, pero ponemos cara de asco cuando vemos en “Vietnam, vida tras la muerte” que el excremento de abejorro corta las hemorragias, la orina de un niño menor de doce años por vía oral acaba con la cefalea, el chupito de sangre fresca de cobra con alcohol es un afrodisíaco, y el caballito de mar cura tanto la impotencia masculina como la infertilidad femenina (al parecer es todo lo mismo). Las medicinas alternativas serán muy guays, pero todos nos echamos las manos a la cabeza al saber que hace sólo 20 años el 88 por ciento de los hospitales de Corea del Sur usaba cuerno de rinoceronte.
Queremos atención, pero nos sobra remilgo. Quien se quiera sacar una nueva terapia de la manga debe tenerlo en cuenta. Nada de bichos ni de cosas desagradables. La abonoterapia está condenada al fracaso.
Un video sobre la salud: http://www.youtube.com/watch?v=5rHRkpVs1fY
ResponderEliminarBueno, en realidad el que quería poner es este sobre los programas de medicina: http://www.youtube.com/watch?v=2TTwkOTeI-k
ResponderEliminarMuy bueno.
En Psicología del Trabajo se llama Efecto Hawthorne, si mal no recuerdo.
ResponderEliminarSi el "loquesea" de cualquier "loqueseaterapia" es solo un excipiente de un único tratamiento que consiste en "atención", ¿es correcto concluir que cualquier problema que mejore con estas "loqueseaterapias" tiene un componente clave de magnitud variable de "necesidad de atención"?
¿Enfermamos porque nos aburrimos? ¿Porque tenemos tiempo? ¿Porque nos lo podemos permitir?
¿O porque ya no queda amor en este mundo cruel?
¿Y si enfermas de amor?
ResponderEliminarJJ... enfermas de falta de amor.
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