Antena 3 y Cuatro dedicaron la noche del jueves a escudriñar en las muertes de Carmina Ordóñez (“¿Qué pasó con Carmen Ordóñez?”) y Michael Jackson (“Los últimos días de Michael Jackson: toda la verdad”). Cuando Homero ponía en boca de algún héroe la expresión “yo no he nacido ni de encina ni de roca”, quería dar a entender que los seres humanos tienen alma y sentimientos y, a diferencia de los árboles o las piedras, son capaces de conmoverse. Los espectadores, como los héroes homéricos, tampoco hemos nacido ni de encina ni de roca, así que tenemos nuestro corazoncito, nuestros sentimientos y cierta capacidad para conmovernos. Sin embargo, algunos hemos nacido de encina o de roca cuando se trata de revolver en las oscuras muertes de personajes como Carmina Ordóñez, Michael Jackson o la mismísima Diana de Gales.
Puedo entender esta obsesión de viajar al Hades para intentar arrancar a un ser querido de las garras de los dioses del mundo de ultratumba, pero es una obsesión inútil. El cantor Orfeo, hijo de una musa, lo hizo con la ninfa Eurídice, que perdió la vida el día de su boda con Orfeo. El cantor se aventuró en el inframundo para convencer a Hades de que le devolviera a su esposa, y lo consiguió, a condición de que Orfeo no volviera la vista para mirar a Eurídice hasta haber salido del mundo de los muertos. En el último momento, Orfeo giró la cabeza para ayudar a Eurídice, violando la única condición impuesta por Hades y perdiéndola para siempre. Entiendo que de vez en cuando algún documental nos lleve al más allá para intentar devolver a Marilyn Monroe, Elvis Presley o Bruce Lee al mundo de los vivos, pero es una misión imposible porque, como le pasó a Orfeo, el hecho de mirar trae consigo la perdición definitiva. Y, en televisión, no mirar es no viajar.
Los que hemos nacido de encina para interesarnos por Carmina Ordóñez y de roca para husmear en el cadáver de Michael Jackson sólo podemos recomendar a todos los Orfeos televisivos que dejen en paz a los muertos. Nunca volverán. Marilyn Monroe está viva en sus películas, no en los documentales sobre su muerte. Podemos conmovernos con Carmina, con Jackson o con Marilyn, pero nada más. Y nada menos.
2 comentarios:
Cualquier muerte "misteriosa", por llamarlo de alguna manera, vende en la tele, y las cadenas para eso están, para conseguir dinero, y para ello tienen que poner cosas que le interesen a los espectadores.
Nosotros somos tan tontos que seguimos escuchando especulaciones de algunos periodistas, aunque algunos no son ni esto. Cuando no tengan que poner volverán a hablar sobre Carmina, para refrescar la memoria, o sobre Michel Jackson, para que no caiga en el olvido y siga vendiendo.
me ha encantado recordar el mito de Orfeo a través de tus palabras... Eurídice siempre me despertó mucha ternura...
es curioso, a veces lo pienso...hay personajes que siempre serán rentables porque la muerte prematura les hace eternos
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