Todos esos programas que están construidos directamente sobre la playa no hacen más que fastidiarnos el verano dejándonos el salón de casa perdido de arena. Y esos otros que se levantan sobre los paseos marítimos, repletos de gente guapa prefabricada y tópicos, sustituyen la brisa marina por ruido y embotamiento. Todos los años igual, se empeñan en descubrirnos el Mediterráneo. La Ley de Costas Televisiva no deja lugar a dudas: debe

Hay quienes se oponen a la Ley de Costas Televisiva porque dicen que en estos chiringuitos audiovisuales sirven una sangría con pescaíto frito que están para chuparse los dedos. También alegan que dan trabajo a presentadores y contertulios, sobre todo contertulios, que de otra manera no tendrían forma de ganarse los cuartos. Vale, pues que hagan una moratoria o un plan de inserción audiovisual o lo que sea, pero la normativa debe ser respetada. Todos los programas televisivos veraniegos construidos demasiado cerca del mar deben ser eliminados. Polvo y ceniza. Y después, cuando retiren los escombros, arena, sólo arena frente al mar.
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