En “El cliente”, uno de los reportajes de “Comando actualidad” (TVE), nos adentramos en el oscuro mundo de la prostitución. Algunos creen que la solución para esas mujeres que soportan chulos, clientes peligrosos, acoso legal y malas condiciones higiénicas es que la prostitución deje de ser oscura para ser luminosa, es decir, que el trabajo de las prostitutas se legalice y dignifique. ¿Eso significaría también la legalización y dignificación de sus clientes? ¿Significaría que los clientes de las prostitutas ya no saldrían en los reportajes de “Comando actualidad” con el rostro oculto?
Juan Rufo, cronista de don Juan de Austria, decía que las prostitutas son mulas de alquiler que te llevan al infierno. Supongo que los clientes sin rostro de las prostitutas que vimos en “Comando actualidad” prefieren arder en el infierno que abrasarse en vida, aunque lo más probable es que no crean en el infierno. Pero el infierno sí existe, y son las otras. Es decir, la situación de esas mulas de alquiler, como definía a las prostitutas del siglo XVI con tanta dureza como poca sensibilidad Juan Rufo, cuyos clientes no son precisamente médicos educados y amables con la cara de Tom Cruise que pagan por unos minutos de charla, como en la película “Eyes Wide Shut”. Los reportajes de “Comando actualidad” meten la realidad directamente en la vena del espectador, y muestran la enorme distancia que hay entre la prostituta de largas y hermosas piernas que hablaba sin mostrar su rostro y Mesalina, la emperatriz romana que mostraba públicamente su rostro mientras se prostituía en su palacio bajo el sobrenombre de Lycisca.
Cuenta Plinio el Viejo que, en una ocasión, Mesalina quiso medir sus fuerzas con “la más noble y abnegada de entre las prostitutas” romanas, a la que superó, después de una noche y un día de competición, al vigésimo quinto asalto. No me interesa ahora Mesalina, sino esa “noble y abnegada” prostituta de la que habla Plinio, tan alejada de la “mula de alquiler” de Rufo. La distancia entre Mesalina y las prostitutas de “Comando actualidad” es enorme, pero es mayor la distancia entre la prostituta de Plinio y la de Rufo. Espero, al menos, que los clientes de la chica de largas y hermosas piernas lo entiendan.
Nadie nos salvará del cinismo del hombre que se aprovecha de una mujer maltratada, nadie, excepto una asignatura que se llame "sentido común".
ResponderEliminarLa profesión más antigua del mundo, decían en el reportaje, como justificando que un chulo pueda utilizar así a una persona humana para obtener beneficio.
ResponderEliminarEn fin...