Canal + vuelve a emitir la serie “Frasier” desde el primer episodio. Aleluya. Como en un péndulo ideal, los personajes de “Frasier” son cuerdas sin masa en las que no existen fuerzas de fricción debidas a los distintos períodos de movimiento para los diferentes segmentos de cuerda, así que Canal + o incluso Telecinco pueden emitir y volver a emitir “Frasier” sin que la serie pierda fuerza, gracia, altura y belleza. “Frasier” es la serie ideal, y su movimiento no se ve perturbado por la resistencia del aire de la audiencia. Nos espera todo un verano con “Frasier”. La vida es bella.
El “Che” Guevara leía de niño los libros de Emilio Salgari, y reconoció que Sandokán había sido su primer modelo de guerrillero antiimperialista. Si Ernesto estuviera vivo, no sé si vería “Frasier”, pero estoy seguro de que encontraría muchos parecidos entre Sandokán y Frasier Crane. El psiquiatra de Seattle es un pirata que se mueve por su emisora de radio con la misma agilidad con la que Sandokán se movía por el sudeste de Asia. Que no nos confundan el aparente snobismo de Frasier, su egocentrismo, su amor por los placeres delicados y exclusivos. Fraser Crane es un guerrillero que lucha contra el imperio de la grosería televisiva, y sus réplicas cortantes como cuchillos y divertidas como la anatomía de un ornitorrinco son bombas contra Carlos Baute, Jorge Javier Vázquez o las noticias de “Tal cual lo contamos”. Sandokán ya no lleva barba, sino que viste trajes caros y bebe vinos de nombre impronunciable, pero es un revolucionario.
Fraser Crane nos ha recordado algo que ya había dicho el poeta Horacio: el sabor de un manjar no está en el plato, sino en el paladar. Respetar el paladar del espectador y no intentar engañarlo con platos llenos de Bautes y Jorgejavieres es revolucionario. Viva el Tigre de Malasia. Viva el Tigre de Seattle. Sandokán no ha muerto, es psiquiatra, muy pedante, tiene un hermano que se llama Niles, es asiduo del café Nervosa y está dispuesto a salvar el mundo con una serie que confía en los paladares y no se ve perturbada por la resistencia del aire. ¡Al abordaje!
1 comentario:
¡Oh qué honor! Voy a inaugurar los comentarios de tu columna sobre Frasier ¡mi amado Frasier!
Aunque en realidad no tengo nada que decir, excepto que yo crecí viendo a ese señor porque la autoridad televisiva que es mi Madre me sentaba a verla con ella. Supongo que era demasiado pequeña para entenderla, pero me gustaba el triángulo Niles-Daphne-NoviodeDaphne y quería comprarme un perro para amaestrarlo como Eddie (cosa que sigo queriendo hacer). Lo peor fue que acabé queriendo ser psiquiatra pero nací rata de biblioteca y resultó que a mí lo que me gustaba era la literatura y no la medicina.
Pero lo importante es que de las práctiacs televisivas de mi madre salí yo: una filóloga psiquiatricamente frustrada con tendencias televisivas revolucionarias. Quizá esto último no suena tan bien como en mi cabeza ¿verdad?
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