En su afán por conocer los componentes últimos de la materia, los físicos han creado un acelerador de partículas que hace chocar piezas nanométricas de la realidad para que éstas se descompongan en unidades todavía más simples. Y después hace chocar estos componentes más simples para obtener otros aún más pequeños. Y así hasta llegar a la partícula final, indivisible, el ápeiron que de una vez por todas consiga dar sentido y quitárselo a cada cosa que existe.
En su afán por conocer los componentes últimos del prime time del fin de semana, los críticos televisivos hemos creado un acelerador de contenidos catódicos que hace chocar los principales programas del viernes y el sábado, recogiendo los fragmentos en que se descomponen. En un primer nivel, cuando "DEC" y "La noria" colisionan viajando casi a la velocidad de la luz, todo se vuelven pedazos de la polémica acerca de la supuesta denuncia por supuesto abuso a supuestos menores que la supuesta Lidia Bosch ha interpuesto contra su supuesto marido. Pero Bosch no es el componente final de la materia. Puesta a girar de nuevo esta historia a toda leche vuelve a estallar en mil pedazos, y cada uno de ellos es una frase de Belén Esteban acerca de su divorcio, las cuales a su vez se descomponen en declaraciones y contradeclaraciones acerca del enfrentamiento que mantiene Senior, digo, Junior, con sus ex-hijos y ex-nueras.
¿Es el asunto Junior el componente definitivo, irreductible, último de la materia? Pues tampoco. Este fin de semana nuestro acelerador de programas consiguió descender todavía un escalón más en la estructura del cosmos, llegando a lo que sí parece ser la partícula menor del mundo televisivo. Si haces colisionar entre sí las entrevistas a los implicados en el asunto Junior, "DEC" y "La noria" se desintegran y dejan como cenizas, como cenizas minúsculas, la cara fondona, fondona y aburrida, fondona, aburrida y rancia de Javier Sardá.
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