Únicamente a los efectos de esta columna, podríamos defender que existen dos formas de comprender algo: (1) estudiándolo desde fuera, como un objeto externo, intentando conocer todos sus datos y construyendo teorías sobre su estructura y funcionamiento, y (2) estudiándolo desde dentro, como una experiencia interna, intentado vivir en carne propia todas sus características y haciendo un esfuerzo por convertirse en el propio fenómeno que se está comprendiendo. Podemos llamar al primer tipo de comprensión "conocimiento objetivo" o "ciencia". Podemos llamar al segundo tipo de comprensión "conocimiento experiencial" o "empatía". Hasta ahora los reportajes televisivos que pretendían informarnos acerca de cualquier cuestión se ajustaban a la lógica objetiva, científica. Cuatro nos ofreció el viernes otra entrega de "21 días", el primer programa de reportajes basados en la empatía: Samanta Villar quiere investigar el tema de los trastornos de la conducta alimentaria, y el método elegido es intentar convertirse ella misma en un caso de trastorno anoréxico. Lo hizo el mes pasado con los sin techo. Lo hará el próximo mes con los fumadores habituales de cannabis.
"21 días sin comer" es un documento interesante, por supuesto. Y muy necesario. Cuatro sigue siendo la cadena que más se atreve a emitir materiales de alta calidad en el prime time de los fines de semana. Pero, como no podía ser de otra manera, el principal interés que tiene para el espectador no está en la identificación con la experiencia que está atravesando Samanta sino en el conocimiento desde fuera de lo que le ocurre. La periodista siente en sus tripas el hambre de las pacientes de anorexia, pero los espectadores no podemos sentir en nuestras tripas el hambre de Samanta, que queda reducida a otro caso más entre los cuatro o cinco que describe el reportaje. La empatía tiene sus límites. La televisión sólo termina de igualar lo que ya es previamente parecido. Al final, cuando de realizar un verdadero acto de comunicación se trata, no queda más remedio que apoyarse en la realidad.
Si tenemos en cuenta que la anorexia, es, básicamente y por lo que me cuentan, un trastrono mental; me pregunto cómo va a conseguirlo esa mujer. Quizá se haga autoencajar en el perfil de anoréxica, volviéndose una mujer de clase media-alta, que siente que no llega a las metas propuestas y friki del control para acabar por encontrar en el control de sus comidas su (supuesta) única fuente de estabilidad. Y si no, pues adelgazará un par de kilitos y pasará muchísima hambre...
ResponderEliminarHay que ver, y luego la BBC ahí molestándose en crear grandes documentales científicos sobre las especies más interesantes del planeta, fenómenos naturales, astronomía etc. Habría que enviarles un mail para decirles que se dejen de tanto análisis y tanta ciencia e infiltren a uno de sus presentadores en una colonia de pingüinos y haga de... pingüino. ¿Irá el disfraz incluído?
Coincido con Elenia...Hay una diferencia entre la empatía y la experiencia, y es muy bonito decir que vas a comprender a los sintecho, o a los pacientes de desórdenes alimentarios; por estar 21 días con ellos. El trastorno con fecha de caducidad tiene tanto de realista como la serie de Héroes. Vamos, que no me lo trago (aunque de todas formas no haya mucho mejor que ver XD)
ResponderEliminar@Elenía: ¿Si descubres que puedes vivir perfectamente sin gastar a penas unos euros al mes en comer, lo harías? Yo sí. Pero direis "hay algo que falla en la pregunta, que si no comes no puedes vivir perfectamente". Cierto y falso. Cierto porque tu cuerpo lo sufre. Por eso es un trastorno y una enfermedad. Falso, porque tu cuerpo deja de necesitarlo, y la impresión que te da es que estás perfectamente.
ResponderEliminarEsa es precisamente la diferencia entre verlo desde fuera y desde dentro. Que desde fuera parece imposible que pueda ser verdad lo que te dicen la gente que está o ha estado dentro. Desde dentro, te parece imposible que sea cierto que es malo estar así, porque tu cuerpo es capaz de seguir una vida normal sin a penas comer bocado.
Por hacer lo que ha hecho la periodista esta es una temeridad. Porque como entres, después te puede producir trastornos psicologicos que hagan realmente dificil que salgas.
Y para que se vea con un poco más de fé lo que digo, digo que he estado en una situación similar autoinducida y se de que hablo.
En resumen: La anorexia no proviene directamente de verte en el perfil que has puesto, sino de las ganas de no comer. Ese perfil provoca no querer comer. En el caso de esta lo provoca querer hacer un reportaje. En los dos casos, puede terminar con un trastorno grave.
Mi opinión... Esta tía está pirada... Que 21 días son mucho tiempo, joder. Igual le da para hacer el reportaje, y después un postreportaje de todo lo que tuvo que pasar para volver a ser una persona sana y normal. Mira... dos pajaros de un tiro, así ya se asegura el tercer reportaje.
El problema de los reportajes "21 días..." (desde mi limitado punto de vista) es que este tipo de periodismo "gonzo" aplicado a la televisión pone como único protagonista a la reportera, dejando a un lado a los verdaderos protagonistas del hecho, los sintecho, los pacientes con anorexia, etc.; es más de lo mismo: espectáculo pero pasado por el tamiz de la denuncia social. No cuela, porque si realmente quisieran dar a conocer una realidad que generase debate fructífero (centrado en el problema y no en una chica que quiere padecer ese problema para contárnoslo) utilizarían otros medios y formatos más efectivos para llamarnos la atención, aunque, claro está, menos espectaculares y morbosos. Cuatro se ha subido oficialmente al carro de la telebasura.
ResponderEliminarYo apruebo estos programas, visto lo que se emite habitualmente, y me parecen un intento loable de hacer televisión. Peeeero creo que esta mujer está muy cerca de cometer dos errores.
ResponderEliminarUno: el simplismo. La anorexia tiene que ver con pasar hambre, supongo, pero no creo que sea una relación tan fuerte. Haciendo ese experimento de pasar hambre se puede ilustrar la anorexia, pero también la situación en los campos de refugiados, o... la obesidad (la gente que está a dieta también pasa hambre). La anorexia es muuuuucho más, y ni siquiera principalmente el hecho de sentir hambre.
Dos: el protagonismo. Dijo David Halberstam que "By and large, the more famous you are, the less of a journalist you are". Estos reportajes son tanto reportajes sobre la vida en la calle o la anorexia como reportajes sobre Samanta Villar y sus aventuras. Ahí hay otro peligro.