David Beckham dice que fichó por el Milan para “disfrutar”. Si nos fiamos de la televisión, lo que mueve el mundo no es el sexo, ni el poder, ni el dinero, sino el “disfrutar”. Todos quieren disfrutar, desde los futbolistas multimillonarios a los concursantes de “Gran hermano”, los famosetes que mueven las caderas en “Mira quién baila” o los protagonistas de “Física o química”. ¿Y cuál es el objetivo de la programación de Nochebuena? Que los espectadores disfrutemos en familia. Por supuesto.
Como Beckham en el Milan, todos fichamos en Nochebuena para disfrutar con una buena mesa y un buen televisor. Vale. ¿Y saben una cosa? Para los espectadores es tan fácil disfrutar de la programación de Nochebuena como para el multimillonario Beckham disfrutar de sus vacaciones en el Milan de Ronaldinho. El marido de Victoria lanzará alguna faltita y tirará algún centro con su insuperable clase, y luego se dedicará a hacer zapping por las mejores tiendas de Milán. Los espectadores cenaremos tranquilamente y brindaremos con la familia con la insuperable clase de los que saben que un maravilloso centro no siempre termina en gol. Luego, nos dedicaremos a charlar mientras zapeamos en el enorme Milán audiovisual. Como en ese momento tendremos el alma húmeda, que es como Heráclito describía de forma exacta los efectos del alcohol, todo nos parecerá bien y todo nos hará gracia. Después del brindis de Nochebuena, el mundo no se mueve ni por el sexo, ni por el poder, ni por el dinero, ni por el disfrute, sino por esa humedad del alma que nos hace ser rabiosamente optimistas con el futuro y compasivos con la programación televisiva.
No es necesario emborracharse, ni pasarse con el cava. Un brindis con agua en Nochebuena también humedece el alma. No importa si tenemos que jugar contra Chayanne, un programa de villancicos presentado por Isabel Pantoja o los chicos de “Operación triunfo” interpretando temas navideños. Con el alma húmeda, somos optimistas y compasivos. Ya habrá tiempo, cuando el alma se seque, de ser pesimistas y crueles con Beckham y la programación televisiva. Esta noche es Nochebuena y mañana, no.
La tele es imprescindible en estos casos. Por alguna extraña razón, la gente necesita ruido de fondo para charlar. Si yo, durante lo más animado de la cena, apago la tele (que nadie está viendo ni oyendo) se quedan todos callados como tumbas. Cosa curiosa.
ResponderEliminar¿Imprescindible? De eso nada. En las comidas familiares nunca tenemos la tele puesta. Nosotros hacemos el ruido de fondo. Ponemos los villancicos o las canciones que haga falta y, por supuesto, el alma bien húmeda con un poco de todo... (ummm cooordeeerooo, grrrrr). ¿La gente no es capaz de mantener una conversación sin algo que esté de fondo con su murmullo? Eso es muy de bar o restaurante (y no digo que esté mal en los restaurantes pero que ahí se quede). Con lo bonito que es escuchar la voz de la familia...
ResponderEliminarHoy es nochebuena y mañana es mañana de resaca. Y otra vez cordero (ñaaaam...jajaja)
A todos esos que fichan por el Milan, o que concursan en programas o los que quieren ser famosos sin hacer nada que disfruten con lo que les dé la gana, no van a interrumpir mi disfrute con la familia (¿he mencionado al cordero?)
Yo pogo la FOX que muchos años ponen los SIIIIIIIIIIIIIIIImpsons y ala. A los que no bebemos, desgraciadamente, no todo nos parece tan bien.
ResponderEliminarFeliz Navidad Antonio :) tengo ganas de pasarme por una de tus clases sin pararme antes a discutir sobre "inglisss lingüistikss"
Pues a humedecer el alma se ha dicho. Felices fiestas
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