A ver quién es capaz de quitarle a Santiago Carrillo el micrófono porque ya lleva hablando más de 59 segundos. Mejor aún, a ver quién es el valiente que se lo quita a Manuel Fraga. De eso se trataba. Para eso nos quedamos unos cuantos el miércoles por la noche viendo la tele hasta las tantas. Uno con su parsimoniosa y medida prosodia ya nonagenaria. Otro con su genio y vitalidad aún a flor de su octogenaria piel. Pero no hubo quién le pusiera cascabel al gato: en “59 segundos” se achantaron, guardaron los micrófonos retráctiles y dejaron barra libre de tiempo y palabras.
España cambió mucho en 30 años de Constitución. En el 78 no era raro encontrar personas con el peinado de Iñaki Anasagasti. Hoy sólo se peina así Anasagasti. Entonces parecía que las imitaciones que Pedro Ruiz hacía de Fraga y Carrillo eran eternas. Hoy imitar a Fraga y Carrillo sigue siendo igual que antes (bueno, Fraga ahora necesita subtítulos), pero ya nadie se acuerda de Pedro Ruiz. Juan Carlos Rodríguez Ibarra dice que el mundo ha cambiado y aquella Constitución analógica de hace 30 años hoy habría que adaptarla a la nueva realidad digital. Un ejemplo: quien no vio el programa el miércoles por la noche puede verlo ahora en la televisión a la carta de TVE en Internet.
Pero falta el cambio más radical. Antes, en los debates, los invitados hablaban sin límite de tiempo. Mientras, los demás escuchaban y esperaban su turno. 30 años de televisión cutre nos enseñaron que debatir consiste en gritar, interrumpirse, abuchear y aplaudir. Hoy creemos que el uso de la palabra no sirve para comunicar nuestras ideas, sino para acaparar el micrófono y evitar que puedan hablar los demás. Hoy necesitamos una Constitución digital adaptada a los nuevos tiempos y micrófonos retráctiles como los de “59 segundos” para que pueda hablar el que menos grita.
Hubiese sido antológico ver a Fraga mosquearse cuando se le marchase el micrófono, algo así como:
ResponderEliminar-¡Qué carallo pasa aquí! ¡Qué no me quiten el micrófono, que me voy!
En fin, parecía un duelo de dinosaurios. Un Paleólogo, y hablo de los emperadores bizantinos, y no de un paleontólogo (que mal traído el chiste con los dinosaurios), vería con frenesí como se sigue discutiendo bizantinamente sobre cualquier cosa a la manera de los teólogos de la época. Eso es 59 Segundos, una discusión bizantina, por mucho que se diga, las opiniones iniciales son inamovibles. Y en general en todos los programas de España que contengan una tertulia o debate.
Se está perdiendo el respeto, pero el respeto de verdad, no el respetoide del que presumen los tertulinistas
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